Con frecuencia nos contactan creyentes que nos hacen diversas preguntas sobre los Mandamientos, incluyendo, y cada vez más, sobre la validez de las leyes de “kashrut” que se encuentran en el Antiguo Testamento.

¿Las prohibiciones alimentarias, especialmente las relativas a las carnes, que se establecen en la Torá, se aplican todavía hoy a nosotros bajo el Nuevo Pacto? ¿Nos liberan verdaderamente Yeshúa y Pablo de las antiguas leyes?

Respecto a la prohibición de comer carne de animales muertos o apedreados, así como el mandamiento de «no cocer el cabrito en la leche de su madre», ya se han publicado varios artículos y vídeos en nuestra web: Respecto de los animales, Prohibición de comer la carne del animal destrozado, Prohibición de consumir la carne del animal apedreado.

En este artículo nos centraremos en el tema de las carnes prohibidas independientemente de cómo haya sido sacrificado el animal. Esto incluye animales no rumiantes sin pezuña hendida, peces sin escamas ni aletas, reptiles, insectos y otras criaturas consideradas impuras. También abordaremos brevemente las razones detrás de la prohibición de ciertas grasas y su significado espiritual dentro del Cuerpo del Mesías.

Si estas preguntas te preocupan, esta enseñanza está diseñada para proporcionar claridad.

Pero antes de sumergirnos en las leyes y regulaciones, la pregunta central (que es nuestra primera respuesta por la misma ocasión) es la siguiente:

¿Qué pasa con tu pacto con Yeshua?

¿Está el Espíritu del Mesías morando y trabajando activamente dentro de ti? ¿Estás viviendo bajo la guía de Ruach HaKodesh y se manifiestan los frutos del Espíritu en tu vida?

La enseñanza e interpretación de la ley están dirigidas únicamente a aquellos que están en pacto con el Mesías Yahushua a través de la inmersión en agua y que también han recibido el bautismo del Espíritu. Sólo entonces la ley puede realmente comenzar a desplegarse y operar dentro de ti, en alineación con la voluntad del Mesías. Si estas condiciones fundamentales no se cumplen, el enfoque de cualquier diálogo o ministerio debe cambiar a cuestiones mucho más fundamentales que las leyes dietéticas u otros decretos.

Es un grave error enseñar la ley, o cualquier otra cosa, a quienes desconocen la esencia del segundo bautismo: la experiencia de ser llenos del Espíritu Santo. En el mejor de los casos, pueden tener una comprensión teórica, o tal vez alguna vez experimentaron la guía del Espíritu pero, por alguna razón, ya no la sienten. En tales casos, pueden recurrir a la ley escrita como sustituto, con la esperanza de encontrar alguna forma de guía o adormecer el dolor de la desconexión espiritual.

Nuestras enseñanzas sobre los Mandamientos nunca tienen como objetivo prescribir lo que uno debe o no debe hacer en situaciones específicas. En cambio, dan testimonio de cómo el Espíritu Viviente del Mesías ha cumplido estos Mandamientos dentro de nosotros. Demuestran cómo los Mandamientos siguen siendo válidos en esta era de Gracia y cómo el Mesías, a través de Su Espíritu, los hace cobrar vida y obrar en nosotros y a través de nosotros.

Compartimos cómo los Mandamientos se han vuelto vivos y activos dentro de nuestras almas y espíritus, formando parte integral de nuestra naturaleza renovada. Siempre enfatizamos que los Mandamientos pueden y deben ser comprendidos únicamente a través del renacimiento espiritual y la obra transformadora del Espíritu Santo que mora dentro de nosotros. La ley sigue siendo válida y esencial, pero ya no es la prioridad.

La observancia y el cumplimiento de la Ley no son un requisito previo para recibir el Espíritu de Yahushua; más bien, son un resultado natural de Su presencia en nosotros. Ya no somos nosotros los que obedecemos la Ley por nuestros propios esfuerzos, sino que es Ruach HaKodesh quien la cumple en nosotros y a través de nosotros. A medida que el Espíritu obra en nosotros, los Mandamientos comienzan a manifestarse de manera natural, y gradualmente nos damos cuenta de su significado a medida que se arraigan en nuestros corazones. Sólo entonces el conocimiento de los Mandamientos se vuelve verdaderamente convincente y significativo. Nuestra curiosidad acerca de ellos debe profundizarse a medida que crecemos en madurez espiritual, permitiendo que se desarrollen plenamente dentro de nosotros.

El discipulado es un viaje con pasos específicos e inevitables que deben darse en el orden adecuado y no saltearse ni revertirse. El mismo Pablo insta a los apóstoles a no sobrecargar a los nuevos discípulos con enseñanzas o prácticas que superen su capacidad de soportar. Como creyentes mayores y más maduros, debemos ejercitar el discernimiento en lo que compartimos y asegurarnos de que nuestras enseñanzas se alineen con la madurez espiritual de nuestra audiencia.

Así como a un niño de jardín de infantes no se le enseña de inmediato a leer, escribir o resolver problemas de aritmética, un creyente recién bautizado no necesita sumergirse en las enseñanzas más profundas de Moisés. Al menos no de inmediato. Para alguien que acaba de salir de las aguas del bautismo, el ejemplo de Noé es suficiente mientras navega por su propia renovación «posdiluviana».

En esta etapa temprana, las cinco leyes básicas posdiluvianas, a las que Pablo hace referencia con frecuencia, son más que suficientes. Estos principios universales incluyen abstenerse de la sangre, evitar la carne de animales estrangulados, abstenerse de la idolatría, resistir la blasfemia, mantener la pureza sexual y evitar el asesinato. Estas reglas fundamentales proporcionan un punto de partida claro y manejable para los nuevos creyentes que comienzan su camino de fe.

¡Moisés es un alimento espiritual más pesado, mientras que los niños requieren leche!

Al hacerlo, Pablo no anuló ni retiró los decretos de Moisés, sino que los puso nuevamente en su lugar correspondiente. Si bien no se explaya al respecto, es evidente que considera que las leyes mosaicas son importantes y plenamente válidas en Cristo, en la medida en que están conectadas con la madurez espiritual del discípulo. No se puede enfatizar lo suficiente: nadie vino a abolir los Mandamientos, ni siquiera Pablo, a pesar de los intentos de muchos cristianos de convencerse a sí mismos y a los demás de lo contrario.

Debemos aclarar desde el principio que, por sorprendente que parezca, nuestro objetivo no es llevarte de regreso a los Mandamientos, a las Fiestas y a los Nombres originales; en otras palabras, a las raíces dadas a los judíos, de las cuales la mayoría de los judíos mismos se han desviado hace mucho tiempo, y en un grado muy significativo.

¡NO! Nuestro objetivo principal es hacerte nacer de nuevo. Y si ya lo has hecho, ¡entonces llénate del Espíritu Santo! Y si eso ya sucedió, ¡entonces permite que Ruach HaKodesh obre Sus frutos y dones en ti y a través de ti!

Nuestro objetivo es ayudar a cada persona a salir de donde ha estado estancada, a menudo durante años. Y es al trabajar de esta manera que nosotros también continuamos avanzando en nuestro propio y angosto camino de discipulado.

Una vez que se ha logrado la meta, deja que Ruach HaKodesh trabaje en ti a su propio ritmo y voluntad, para que recibas todos los dones y armas espirituales que nos han sido prometidos. Sólo entonces podemos decir que todo lo que acabo de mencionar se convierte en parte integral e inseparable del proceso de santificación: la restauración continua y progresiva de los Mandamientos, de las Fiestas y de los Nombres originales en nuestra mente y corazón. Cuando llegamos al punto de sentir una necesidad interior de obedecerlos –con alegría y buen humor, no por miedo, obligación, conformidad o tradición, y ciertamente no para ganar ninguna recompensa– entonces, habiendo ya ganado la promesa de la Corona de la Vida, TODO ya nos ha sido dado.

Debemos rechazar cualquier discusión sobre los mandamientos o las Escrituras con aquellos que claramente no buscan la obediencia o el crecimiento espiritual, sino más bien buscan justificarse por sus acciones o por su conocimiento de las leyes y decretos. Además, es completamente inútil entablar una discusión con aquellos que rechazan o intentan justificar, usando la Palabra de Elohim como apoyo, por qué el Espíritu Santo y sus dones no obran en ellos. (Muchas veces citan las palabras de Pablo, donde dice que el Espíritu da dones específicos a ciertas personas y no a otras, etc. Sin embargo, en el libro de los Hechos, vemos que todos los discípulos recibieron ciertos dones básicos desde el principio, sin excepción, como el don de lenguas, digamos lenguas personales, ya que en efecto hay varios tipos de lenguas, y Pablo visiblemente no esta ablando de esta forma específica).

Aquellos que no aspiran principalmente a la forma de vida vivida por los primeros discípulos en los Hechos de los Apóstoles, demuestran claramente que no están siendo guiados por el Espíritu Santo desde dentro, sino más bien por el espíritu religioso de los fariseos y escribas, el demonio de la teología, por así decirlo. No deseamos enseñar ni discutir la Ley de la Torá con tales personas, ya que no queremos contribuir más a su caída espiritual. Por lo tanto, invito a cualquiera que nos escuche o lea nuestras enseñanzas simplemente con el propósito de adquirir conocimiento, en lugar de con la intención de sellar su Pacto con Yeshua, llenarse de Su Espíritu y llegar a la renovación espiritual, a buscar inmediatamente otro ministerio y cargarles ellos con sus preguntas inútiles. Porque todo lo que tales personas aprenderían de mí permanecería en sus mentes y nunca llegaría a sus corazones, empeorando solo su situación para el día del juicio.
Así como el rey Saúl valoraba más los animales para el sacrificio que la obediencia a Yahuwah, aquellos que hoy dan más valor a la observación y estudio de la Ley que a nacer de nuevo y ser llenos del Espíritu Santo, tarde o temprano perderán su realeza, es decir, su oportunidad de recibir la Corona de la Vida.

Lamento tener que comenzar nuestro estudio con un tono tan poco amistoso, pero

Cuando tratamos con aquellos que son fanáticos de la letra seca de la ley, es mejor hablar de una manera tan firme y cruda.

A estos, les recomendamos en primer lugar todas nuestras enseñanzas que abordan los temas esenciales recién mencionados, como son nuestros textos y videos titulados: El Evangelio Descifrado: Descubra el Mensaje Más Profundo de Salvación y Redención, Shavuot – Pentecostés, Los Hechos de los Discípulos, La Esencia de la Ley, ¿Mandamientos en Yahushua HaMashiah?, Pena de muerte (donde comienza la VIDA)

En efecto, nuestro ministerio se centra principalmente en dos direcciones muy diferentes. Entregamos dos mensajes completamente opuestos a dos tipos distintos de creyentes y cristianos. Por eso, así como a Pablo se le acusa a menudo de ser contradictorio, también nosotros enfrentamos acusaciones similares. Al igual que él, debemos transmitir mensajes a personas en etapas espirituales muy diferentes. Ambos lados escuchan ambos tipos de mensajes, pero no todos nuestros mensajes están destinados a todos. Nuestras advertencias, aunque a veces parezcan bastante diferentes, no se contradicen entre sí, sino que se complementan. Cuando nos encontramos en un punto medio entre dos extremos, es natural que ambos lados puedan malinterpretar nuestras palabras y responder de manera hostil.

Entonces, ¿quiénes son estos cristianos antagónicos?

  1. Por un lado, tenemos a los herederos de lo que se suele llamar: avivamientos pentecostales. A ellos no les es necesario explicar ni discutir la importancia y la naturaleza de la obra del Espíritu Santo. Los hermanos y hermanas nacidos de nuevo que encontramos en nuestro camino provienen principalmente de sus filas. Aquí la gente puede nacer de nuevo, pero son mucho más raros aquellos que a pesar de las deficiencias en las enseñanzas y el modo de operar, sin embargo alcanzan cierta madurez espiritual en estos ambientes. En estos círculos, los principales problemas son los siguientes:
    La coacción humana de la operación del Espíritu Santo, la versión que se convierte en locura, en una palabra: EL FALSO CARISMÁTICO (que desalienta a la otra parte -que mencionaré en breve- a permitir que Ruach HaKodesh actúe en ellos, porque tienen miedo de la falsificación que han visto aquí y que no quieren y la rechazan). Entre estos pentecostales, el rechazo y el abandono de la ley es parte integral de sus enseñanzas y constituye el pilar de su fe.
  2. El otro campo lo componen el resto de las masas creyentes. Están los seguidores de las iglesias tradicionales, pero también los que han vuelto al Antiguo Testamento, a la ley y a veces hasta a los nombres originales, pero que se niegan a aceptar el funcionamiento de Ruach HaKodesh que es el mismo hoy que en el tiempo de los primeros discípulos. Como acabo de describir el problema, rechazan al Espíritu Santo muchas veces por miedo a lo que vieron en el bando contrario (los mencionados anteriormente) y rechazan las formas originales de su funcionamiento justificándose con las palabras de Pablo, que interpretan a su antojo y para su propio perjuicio.

El mensaje central dirigido tanto al primer como al segundo grupo se puede resumir en una sola frase con dos partes distintas:

El Espíritu Santo sólo puede operar de manera efectiva y sostenible en alineación con la Ley, mientras que la Ley sólo puede cumplirse a través del trabajo activo de Ruach HaKodesh.

Cuando percibo una comprensión falsa o forzada del Espíritu Santo, se vuelve esencial despojarme de las distorsiones humanas y volver a centrarme en la restauración de la Ley. Se debe transmitir que Yeshua es la Palabra hecha carne, la Ley hecha carne. Por lo tanto, Su Espíritu solo puede operar de acuerdo con las Dos Leyes Fundamentales del Amor: el amor a Elohim y el amor al prójimo. Estas se amplían aún más en los Diez Mandamientos, que a su vez se detallan en las 613 a 700 mitzvot, ofreciendo una guía práctica sobre cómo expresar amor hacia Elohim y hacia los demás. Es fundamental entender que mientras alguien rechace la Ley, el Espíritu Santo no podrá manifestarse plenamente ni trabajar en tal persona. Con el tiempo, si dicho rechazo persiste, el Espíritu puede cesar su obra, esperar y finalmente retirarse por completo a medida que la rebelión del individuo se vuelve cada vez más deliberada.
No contristemos al Espíritu Santo. Efesios 4:30
Cuando practicamos este tipo de ministerio, a menudo nos tildan de legalistas y fariseos.

Cuando los cristianos se centran únicamente en aplicar la Ley a través del esfuerzo humano —buscando la perfección por medio de las obras o por temor al Eterno, como lo hacen los musulmanes— tenemos que ponerlos celosos a través del testimonio de nuestras vidas. Debemos demostrar cómo Ruach HaKodesh obra en nosotros y a través de nosotros, revelando Su poder a través del hablar en lenguas, la profecía, las sanidades, las liberaciones y todos los frutos del Espíritu descritos en Gálatas 5: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.
Ellos, por su parte, a menudo nos etiquetan como falsos carismáticos que colaboran con fuerzas demoníacas.
También podrían afirmar fácilmente que practicamos estas cosas por el poder de Beelzebú, tal como nuestro Maestro fue acusado por sus antepasados ​​y líderes espirituales, los fariseos de aquellos tiempos.

¡En cualquier caso, cada uno puede decidir por sí mismo qué le falta y de qué lado está!

Naturalmente, existe también un tercer grupo, un tercer público que escucha –y permanece en silencio– y que no pertenece a ninguno de los campos antes mencionados. Se trata de los propios judíos tradicionales.

Después de este breve recordatorio – esta pequeña introducción o advertencia – si consideras que su Pacto está firmemente establecido y que el Espíritu del Mesías es la fuerza que guía tu vida, entonces analicemos cómo las leyes de kashrut se aplican a nosotros, discípulos nacidos de nuevo, y cómo deben operar en el mundo visible dentro del Cuerpo del Mesías.

Alimentos prohibidos

El cerdo, el avestruz, el conejo, el pescado sin escamas, los mariscos, los reptiles y otras criaturas que se consideran impuras no están prohibidos, pero yo diría que definitivamente vale la pena evitarlos.
Como sabemos, Yeshua no vino a abolir la ley ni los profetas sino a cumplirlos. Antes de sumergirnos en el estudio de mandamientos específicos, es esencial entender que las leyes dietéticas siguen siendo relevantes. Estamos llamados a honrarlas en la medida en que no dañen a nuestro prójimo ni a nosotros mismos.

¿Qué quiero decir con esto?
Puedo dañar a otros si, por ejemplo, me invitan a su casa porque tienen sed de la Palabra de Elohim, buscan el Evangelio, la sanación o la renovación espiritual, y me sirven cerdo como plato principal. Puede que hayan preparado esta comida con amor y hospitalidad, con las intenciones más puras de su corazón. Puede que ni siquiera se les haya pasado por la cabeza que evite comer esas carnes. Como todavía no tienen dentro de sí al Espíritu del Mesías, que en su momento se ocuparía de este asunto, este hábito de comer esos alimentos les resulta perfectamente natural.

En tal caso, si rechazo su hospitalidad, mis anfitriones podrían verlo como un insulto, o al menos sentirse tristes. Peor aún, podría crear inadvertidamente en ellos un sentimiento de culpa, que podría alejarlos del mensaje del evangelio en su totalidad o empujarlos a convertirse en meros legalistas religiosos en lugar de discípulos nacidos de nuevo. Al hacerlo, destruiría la eficacia potencial de mi ministerio, mostrando que las restricciones alimentarias son más importantes que la Buena Nueva que Yeshua vino a proclamar.
En una situación como esta, dejaría de lado temporalmente mis buenos hábitos bíblicos. Incluso si no soy fanático de la comida en cuestión, haría un esfuerzo por comerla, no por razones diplomáticas, sino por caridad. Porque, de hecho,

la Ley de Vida siempre prevalece sobre todos los demás mandamientos

En situaciones extremas, la preservación de la vida tiene prioridad sobre cualquier restricción dietética. La propia Torá enfatiza la santidad de la vida por sobre todas las cosas, por lo que los rabinos judíos durante el Holocausto permitieron a las personas comer cualquier cosa necesaria para sobrevivir, ya sea cerdo, ratones o ratas. La prioridad era asegurar que las personas y sus seres queridos pudieran sobrevivir, incluso si eso significaba dejar de lado temporalmente las leyes dietéticas.

Es importante aclarar que esta discusión se refiere a las leyes de kashrut tal como se presentan en la Torá: los Mandamientos originales dados por Elohim a través de Moisés. Estas leyes son distintas de las regulaciones adicionales que se encuentran en los textos rabínicos como los Talmuds, Mishnás o Shulján Aruj. Estos escritos posteriores a menudo imponen interpretaciones humanas que distorsionan o amplían la intención original de los Mandamientos, alargándolos innecesariamente y corrompiendo así su esencia.

Para una exploración más profunda de estos temas, recomiendo consultar mis enseñanzas: Defensa de los animales y el judaísmo: ¿El salvavidas o un veneno mortal? Estos profundizan en las leyes originales versus sus posteriores distorsiones humanas, arrojando luz sobre cómo podemos honrar los mandamientos de Elohim sin caer en las trampas de las tradiciones creadas por el hombre.

Sin embargo, en cuanto al daño que puede causar el legalismo, hay otro escenario, opuesto al ejemplo anterior, que es mucho menos común pero que presencié personalmente no hace mucho tiempo. En este caso, unos sirvientes que visiblement habían nacido de nuevo y estaban llenos del Espíritu Santo, pero que aún no habían aceptado la validez de los Mandamientos, recibieron a una mujer que buscaba el bautismo. Esta mujer tenía una historia religiosa que incluía mucho tiempo pasado en sectas pseudo-cristianas y pseudo-mesiánicas fuertemente legalistas, donde la abstinencia de ciertos alimentos se aplicaba rígidamente bajo amenaza de exclusión.

Ella estaba visiblemente necesitada de liberación, ya que el espíritu de religiosidad la tenía firmemente cautiva. Lamentablemente, a estos siervos nacidos de nuevo (pero claramente inmaduros, por no decir completamente tontos) nunca se les pasó por la cabeza que celebrar y sellar el bautismo de esta mujer y su pacto con el Mesías comiendo un buen guiso de cerdo tal vez no fuera la opción más sabia ni la más sensata. Sin embargo, eso era exactamente lo que habían decidido preparar para ella, habiendo comprado ya los ingredientes para la ocasión.

Y, por desgracia, sucedió lo que no debería haber sucedido. Cuando la mujer declinó cortésmente su “deliciosa” comida (sin irse inmediatamente), estos supuestos “siervos”, en lugar de reconocer su error, tuvieron la audacia de decirle que no habría otra comida disponible, le gustara o no. Incluso llegaron al extremo de acusarla de ser farisea, legalista y poseída por un demonio. Como era de esperar, la mujer se fue poco después. Como resultado, su pacto con Yeshua no quedó sellado, al menos no en ese momento.

Esta mujer estaba bajo la influencia de demonios (al menos uno), pero en lugar de expulsarles, estos individuos decidieron centrarse en su pequeña barbacoa. Asaron al cerdo, no al demonio. Al hacerlo, emplearon la misma herramienta de terror que sus antiguos pastores legalistas habían utilizado para mantenerla atada, pero en su forma antilegalista. Básicamente, la expusieron al extremo opuesto de aquello de lo que había estado tratando de escapar. ¿Quién sabe qué fue de ella después de eso? Sin su información de contacto, no pudimos hacer un seguimiento, continuar el trabajo o guiarla por el camino angosto.

En cuanto a estos supuestos “siervos”, no tenemos más conocimiento de ellos, ya que naturalmente cortamos lazos con ellos después de que rechazaron nuestro ministerio, desestimaron nuestras advertencias y se negaron a aceptar la corrección por sus acciones. Lamentablemente, parece que han continuado con sus caminos religiosos equivocados, difundiendo confusión y daño dondequiera que van. Esta necedad excesiva también plantea la pregunta de si realmente eran personas nacidas de nuevo. No podría juzgar ni me atrevería a hacerlo, pero lo que sí puedo decir es que esos cristianos «antifa» (antifariseos, anarquistas, transgresores de la ley) tan testarudos y obstinados son, a nivel espiritual, nada menos que vulgares asesinos.

Si podemos hablar de aborto espiritual, eso es precisamente lo que sucedió aquí. Esperemos que la mujer haya nacido de nuevo en algún otro lugar, bajo mejores cuidados.

Comparto este ejemplo para ilustrar cómo los ministerios impulsados ​​por la sabiduría humana autoasumida, en lugar de la sumisión completa al Mesías y la guía de Su Espíritu, pueden causar daños significativos y a menudo irreparables.

Ahora, volviendo a las carnes comestibles: según las leyes de la Torá, los animales permitidos para el consumo son:

  • Mamíferos: animales de cuatro patas, rumiantes y de pezuña hendida (p. ej., vacas, ovejas y cabras).
    Prohibidos: cerdos (que tienen pezuña hendida pero no rumian) y conejos (que rumian pero no tienen pezuña hendida).
  • Peces: solo se permiten peces con aletas y escamas (p. ej., carpas y salmones).
    Prohibidos: tiburones, anguilas, bagres y especies similares.
  • Aves: se permiten las aves que no son depredadoras ni carroñeras (p. ej., gallinas, palomas, codornices).
    Prohibidos: aves rapaces o carroñeras, como águilas, halcones y cuervos.
  • Insectos: los únicos insectos permitidos son los saltamontes.
    Prohibidos: todos los demás insectos, como arañas y escarabajos.
  • Reptiles y anfibios: Están totalmente prohibidos sin excepción, incluidas serpientes, lagartijas y ranas.

En resumen, la selección de animales comestibles se basó principalmente en principios de pureza, santidad y separación, que moldearon la vida cotidiana del pueblo de Israel y su relación con Elohim. Más allá de las preocupaciones biológicas que presentan estos animales —algo que exploraremos más adelante— estas regulaciones también sirven para diferenciarnos y santificarnos de las prácticas de las naciones paganas entre las que estamos dispersos. Estas ordenanzas se detallan especialmente en Levítico 11 y Deuteronomio 14.

Versos seriamente malinterpretados

El Nuevo Testamento incluye al menos cinco pasajes que pueden resultar algo confusos en lo que respecta a las leyes alimentarias. Sin embargo, su verdadero significado difiere significativamente de la interpretación cristiana comúnmente aceptada. Uno de estos pasajes contiene una frase mal traducida deliberadamente, aparentemente con la intención de distorsionar, diluir y rechazar la Palabra y la voluntad de Elohim. Esta frase inquietante aparece en varias traducciones en Marcos 7, específicamente en el conocido pasaje sobre la impureza interna:

1. Y apartado de la multitud, habiendo entrado en casa, le preguntaron sus discípulos sobra la parábola. Y díjoles: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar; Porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale á la secreta? Esto decía, haciendo limpias todas las viandas.

El texto original explica que es el vientre y la secreta los que limpian el cuerpo de los alimentos impuros. En otras palabras, es el sistema digestivo y sus procesos, junto con el acto de eliminación, el que limpia el cuerpo, ¡no Yeshua!

Esto significa que si un alimento impuro entra accidentalmente en su estómago debido a circunstancias imprevistas, obligación, hambre o por el bien de tu ministerio, no conducirá a tu muerte espiritual. Los órganos del cuerpo, en particular los que participan en la digestión, están diseñados para limpiarnos de toxinas y sirven como componentes clave tanto del sistema digestivo como del sistema inmunológico.

El traductor no solo tergiversa por completo la intención de Yeshúa, sino que también inserta a Yeshúa como sujeto en un contexto en el que el texto original se refiere claramente al estómago, los órganos digestivos y el inodoro como los encargados de realizar la obra de limpieza física. Esta distorsión desvía el enfoque de la enseñanza clara y práctica de las palabras del Salvador.

¡Maldita sea esta traducción!

El concepto de “lugares secretos” abarca tanto los tanques sépticos como las partes más íntimas e impuras del cuerpo humano. ¿Qué clase de espíritu maldito podría confundir tales cosas con el Santísimo, si no es el mismo Satanás? Sería prudente que todos abrieran su Biblia ahora mismo y examinaran cómo está traducido este pasaje. Si está mal escrito, te insto —excepcionalmente— a que tomes un bolígrafo y taches por completo esta vergonzosa frase. Mejor aún, reemplaces tu Biblia por una versión anterior, traducida con mayor precisión. Por una vez, ¡autorizo ​​de todo corazón e incluso lo aliento a que marques y elimines este pasaje mal traducido de tu Biblia!

El siguiente pasaje problemático se encuentra en 1 Corintios capítulo 10:

2. De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por causa de la conciencia; Porque de Yahuwah es la tierra y lo que la hinche. Y si algún infiel os llama, y queréis ir, de todo lo que se os pone delante comed, sin preguntar nada por causa de la conciencia. Mas si alguien os dijere: Esto fué sacrificado á los ídolos: no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por causa de la conciencia: porque de Yahuwah es la tierra y lo que la hinche. 1Corintios 10:25-28

Debemos recordar que estamos en la parte griega del Imperio Romano, específicamente en Corinto, en un mercado griego, una carnicería o incluso un matadero. El enfoque aquí está claramente en el tema de la carne ofrecida a los ídolos, es decir, a los demonios, y no del lugar de donde el animal proviene. El punto clave es no preocuparse por quién hizo qué con un alimento en particular, ya que esto no representa ningún daño para nosotros. Si estoy en Yahushua, ¡no tengo nada que temer! Las serpientes pueden morderme, me pueden dar veneno para beber, el fuego puede tocar mi mano; nada de eso puede hacerme daño mientras esté sirviéndole a Él en Su ministerio.

El origen de un alimento determinado no importa siempre y cuando quienes te rodean entiendan que no sabes de dónde proviene. El rechazo de esa carne no tiene que ver con el daño potencial, sino con hacer una declaración de fe. Al negarnos a consumir carne sacrificada a los demonios, rechazamos simbólicamente cualquier manifestación visible de espiritualidad extranjera. Este acto es una declaración de fe, no una precaución de salud.

También es cierto que no es lo que se lleva a la boca lo que hace que uno sea impuro. Sin embargo, este versículo de ninguna manera permite ignorar las prohibiciones de la Torá respecto de ciertas carnes.

3. Y al día siguiente, yendo ellos su camino, y llegando cerca de la ciudad, Pedro subió á la azotea á orar, cerca de la hora de sexta; Y aconteció que le vino una grande hambre, y quiso comer; pero mientras disponían, sobrevínole un éxtasis; Y vió el cielo abierto, y que descendía un vaso, como un gran lienzo, que atado de los cuatro cabos era bajado á la tierra; En el cual había de todos los animales cuadrúpedos de la tierra, y reptiles, y aves del cielo. Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Yahuwah, no; porque ninguna cosa común é inmunda he comido jamás. Y volvió la voz hacia él la segunda vez: Lo que Elohim limpió, no lo llames tú común. Y esto fué hecho por tres veces; y el vaso volvió á ser recogido en el cielo. Hechos 10:9-16

Es importante aclarar que estamos hablando de Grecia, no, por ejemplo, de la China actual y su mercado de Wuhan, donde se dice que se originó el virus según fuentes oficiales. En ese mercado, la gente compra y vende carne animal tan asquerosa para el consumo que la mera idea de comerla podría hacer que una persona normal sintiera náuseas. Si bien la visión de Pedro puede evocar imágenes de ese infame mercado chino, ese no es el tema de este pasaje.

Nos guste o no, no todas las partes de la Biblia deben interpretarse de manera literal. Si bien la mayoría de los mensajes bíblicos se presentan de manera literal, también hay parábolas que son claramente simbólicas o figurativas. Este pasaje es, sin duda, una de esas raras excepciones.

El contexto de este versículo no se refiere a qué tipos de carne se pueden o no comer, sino más bien a la cuestión dentro del judaísmo de la época, que no consideraba a los gentiles de una manera muy «gentil» o particularmente favorable, por decirlo suavemente. En términos modernos, se había desarrollado una forma de racismo entre los judíos debido a siglos de persecución y rechazo casi ininterrumpidos por parte de otros. Esto se vio agravado aún más por una mala interpretación del concepto de Elección (como se hace referencia en mi artículo titulado ¿Pueblo elegido? Sí, pero ¿elegidos para qué?).

Incluso los primeros discípulos no estaban completamente libres de tales actitudes, al menos al principio. A través de esta poderosa y sorprendente visión, Elohim revela que cualquiera persona que sea purificado por la Sangre del Cordero nunca más debería ser considerado impuro.

Quiero recalcar que se trata de cualquiera PERSONA, no de cualquiera COSA. Estamos hablando de seres humanos, no de comida, ni de conceptos, ni de música, por ejemplo

Así que no dudéis en sentaros a la mesa con ellos y comer lo que han preparado, aunque os sirvan manitas de cerdo.

Esta parábola sirvió para ganar la aceptación de los nuevos discípulos gentiles en los corazones de los primeros discípulos judíos, quienes todavía no estaban completamente libres de su xenofobia.
Además, todo aquel que porta espíritus paganos es ciertamente repugnante desde el punto de vista espiritual. Por lo tanto, la analogía se aplica a cualquier persona o grupo de personas infectadas por ídolos extranjeros, ya sean griegos o incluso judíos pervertidos. Depende de nosotros orar y trabajar para que estas personas sean purificadas a su vez por la Sangre de Yeshua.

4. EMPERO el Espíritu dice manifiestamente, que en los venideros tiempos alguno apostatarán de la fe escuchando á espíritus de error y á doctrinas de demonios; Que con hipocresía hablarán mentira, teniendo cauterizada la conciencia. Que prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de las viandas que Elohim crió para que con hacimiento de gracias participasen de ellas los fieles, y los que han conocido la verdad. Porque todo lo que Elohim crió es bueno, y nada hay que desechar, tomándose con hacimiento de gracias: Porque por la palabra de Elohim y por la oración es santificado. 1Timoteo 4:1-5

¿Quién se atreve a extender los alimentos que Elohim creó y mencionó aquí para incluir todas las cosas comestibles del mundo, ignorando la ley revelada en la Torá? ¡Los alimentos que Elohim creó para ser recibidos con agradecimiento se refieren únicamente a aquellos que Él nos ha permitido consumir de acuerdo con Su revelación en la Torá!

¿Cómo podría alguien creer que Pablo diría algo que va en contra de la Torá?

En cambio, pensemos en qué sectas, iglesias o herejes prohíben el matrimonio; por ejemplo, sus propios sacerdotes o incluso sus “seguidores”. ¿Y de dónde viene la idea de no comer más carne y volverse vegetariano? Afirman que desde el sacrificio de Yeshúa, ya no se nos permite comer carne porque sólo puede provenir de sacrificios ofrecidos a Elohim. Y como se nos prohíbe ofrecer sacrificios después de la Crucifixión, concluyen que debemos abstenernos incluso de comer las carnes que la Torá permite.

Aquí Pablo se estaba refiriendo a esas enseñanzas falsas. En su extravío, van mucho más allá de la mera sobrealimentación; esto es sólo la superficie de sus errores espirituales mucho más profundos. La Torá establece claramente que se puede sacrificar carne fuera de las ceremonias sacrificiales: Con todo, podrás matar y comer carne en todas tus poblaciones conforme al deseo de tu alma, según la bendición de Yahuwah tu Elohim que él te habrá dado… Deuteronomio 12:15

El siguiente concepto erróneo surge de este versículo anterior en Timoteo, nuevamente de la pluma de Pablo, pero esta vez en Colosenses:

5. Por tanto, nadie os juzgue en comida, ó en bebida, ó en parte de día de fiesta, ó de nueva luna, ó de sábados: Lo cual es la sombra de lo por venir; mas el cuerpo es del Mesías. Colosenses 2:16-17

Esta es la situación que mencioné al comienzo del artículo. ¡No regañes a alguien que acaba de nacer de nuevo solo porque hace algo diferente a ti o diferente a lo que enseña la Torá! Si surge de la sinceridad de su corazón infantil, ¡déjalo que lo haga! De lo contrario, corres el riesgo de desanimarlo a continuar su camino como discípulo de la fe. Podrías terminar criando a un fariseo rígido, adoctrinado y legalista que nunca permitirá que Ruach HaKodesh lo guíe desde adentro, o peor aún, lo empujará de regreso al mundo que acaba de dejar, dejando su nueva condición aún peor que antes.

Pablo también transmite esta idea en el siguiente versículo:
6. RECIBID al flaco en la fe, pero no para contiendas de disputas. Porque uno cree que se ha de comer de todas cosas: otro que es débil, come legumbres. El que come, no menosprecie al que no come: y el que no come, no juzgue al que come; porque Elohim le ha levantado. ¿Tú quién eres que juzgas al siervo ajeno? para su señor está en pie, ó cae: mas se afirmará; que poderoso es Yahuwah para afirmarle. Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté asegurado en su ánimo. El que hace caso del día, háce lo para Yahuwah: y el que no hace caso del día, no lo hace para Yahuwah. El que come, come para Yahuwah, porque da gracias á Elohim; y el que no come, no come para Yahuwah, y da gracias á Elohim.
Romanos 14:1-6

¿Quiénes son los que se abstienen de comer ciertas cosas? Los débiles en la fe, ¡los recién nacidos! No se trata de abolir los mandamientos, sino de enseñarlos en los momentos y contextos adecuados. Para una explicación más profunda, consulte mis dos enseñanzas sobre la relación de Pablo con la ley y su aparentes contradicciones.
Pablo y la Ley 1, y Pablo y la Ley 2

Pues aquí tenemos algunos ejemplos de versículos que a menudo se malinterpretan deliberadamente, se usan incorrectamente y hacen que muchos tropiecen, tal como Pedro nos advirtió acerca de las palabras de su consiervo Pablo, que con frecuencia son difíciles de entender las cuales los indoctos é inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para perdición de sí mismos. 2Pedro 3:16

“Kosherizarte” a tí mismo

Si hay ciertos alimentos prohibidos que amas y continúas comiendo, y no puedes imaginarte vivir sin ellos, coloca el asunto en el altar de Elohim con plena fe. Pídele que elimine ese deseo de ti según Su Voluntad. Este principio se aplica a todos los aspectos de la vida, no solo a la comida, sino también a todos nuestros hábitos. Cada persona debe identificar personalmente las cosas en su vida que podrían representar un riesgo potencial de idolatría.

Aquí también es importante recordar que se desaconseja enfáticamente tratar de obligarse a renunciar a algo de manera humana y por el deseo de cumplir con los Mandamientos.

No te fuerces a hacer nada hasta que Yeshua mismo te libere de ello

El objetivo no es la abstinencia eterna, sino la verdadera libertad: la libertad del pecado e incluso de los pensamientos indeseables, como prometió Yeshúa en Mateo 5:28. Una vez que eres libre, debes mantenerte firme y resistir las tentaciones que pueden persistir por un tiempo, tratando de hacerte retroceder.

Es crucial reconocer primero las diferencias, contradicciones e incompatibilidades entre tu estilo de vida actual y la voluntad de Elohim.

Y aquí es donde entra la Ley: “Si no fuera por la ley, yo no habría conocido lo que es el pecado.” Romanos 7:7

Si algo te parece natural pero está prohibido por la Torá, entonces hay un asunto que necesita atención. En esos casos, llévalo a la oración y pregunta qué debería pasar con él y si ha llegado el momento de abordarlo. A menudo, nos centramos en algo dentro de nosotros que no funciona como nos gustaría, sin darnos cuenta de que puede haber un obstáculo mayor e inmediato que debemos identificar y superar primero. El orden en que abordamos estos asuntos es crucial. Satanás puede susurrarte que te centres en cuestiones de comida cuando todavía puedes tener problemas sin resolver de odio y falta de amor en tu corazón, para distraer tu atención de ellos.

Si la ley te convence de algo en particular, el arrepentimiento y la liberación funcionan tal como lo hicieron cuando fuiste liberado por primera vez del mundo —de las cadenas que te mantenían cautivo— y te convertiste en una nueva creación.
La santificación es un proceso. Con el tiempo, hasta los detalles más pequeños y ocultos deben salir a la superficie para ser purificados por el Espíritu de Yeshua, perfeccionándonos para el Día en que estemos plenamente unidos a Él.

Que Ruach HaKodesh te de la claridad para reconocer estas cosas y el deseo de liberarte de ellas, para luego pedir que la sangre de Yeshua te limpie completa y permanentemente.

Si estas nacido de nuevo, ya no se trata de echar fuera un demonio, sino de renovar tu alma y tu conciencia

Que el Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec, Yahushua, lleve a cabo su ministerio sacrificial dentro de nuestros propios templos, nuestros corazones. Traigamos todos nuestros cerdos, conejos, películas, música, relaciones humanas y hábitos, y los pongamos sobre el Altar del Templo Celestial para que Yahushua nos purifique de todo lo inmundo o impuro, quitándolo incluso de nuestros pensamientos. Que todo lo que amamos y que Él desprecia se convierta en algo que también nos resulte repulsivo.

De esta manera nos liberamos de las impurezas restantes y nos santificamos cada vez más

Este podría haber sido el final de este artículo, pero a continuación me gustaría hablar un poco más sobre las razones conocidas o supuestas según mi visión de las cosas respecto a la prohibición de ciertas especies de animales así como sus grasas.

El cerdo: secretos revelados

Muchas personas se han preguntado, especialmente cuando se trata de cerdos, por qué este animal está incluido en la lista de animales prohibidos. Para la mayoría de las personas, resulta evidente que los cerdos se encuentran entre los animales más abandonados y sucios del mundo, por lo que es lógico evitarlos.

Sin embargo, en las últimas décadas, la ciencia moderna ha aportado datos aún más concretos sobre los peligros del consumo de carne de cerdo. Más allá de sus hábitos sucios y su tendencia a comer de todo, los cerdos tienen un sistema digestivo tres veces más corto que el del ganado vacuno. En cambio, los bueyes y las vacas son mucho más selectivos y consumen sólo hierbas. Además, el ganado rumia, lo que significa que mastica su comida dos veces antes de que pase por la digestión final, un proceso que, según la Torá, es un criterio clave para que un animal sea considerado puro.

Los médicos y dietistas también desaconsejan encarecidamente el consumo de carne de cerdo, no solo por su alto contenido en grasa, que eleva los niveles de colesterol y aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, sino también

Porque su contenido de toxinas es significativamente mayor que el de la mayoría de los animales

¡Es tan simple como eso!

Pues bien, si eres capaz de seguir los consejos de los hombres: médicos seculares y entrenadores ateos de todo tipo, entonces, ¿cuánto más vale la pena escuchar y seguir la Palabra de nuestro Creador, aunque a veces parezca incomprensible? No hay duda de que si vienen del Padre, estas directivas sirven a nuestro mayor bienestar, aunque por el momento no siempre entendamos su significado. Además, es inútil querer saber siempre todo sobre todo. ¿No tenemos suficiente confianza en el hecho de que

¿El Creador es el mejor situado en el mundo para decidir lo que es beneficioso o no para su propia criatura?

¿No tenemos suficiente fe, y sobre todo sabiduría, para reconocer que si bien ciertos alimentos no eran recomendables para los judíos de la antigüedad, es probable que esto siga siendo aplicable a nosotros hoy? ¿O nos creemos más sanos y resistentes que esas “pobres almas” de la antigüedad, del mismo modo que a menudo –erróneamente– nos consideramos intelectual y cerebralmente superiores a ellos, cuando la realidad es todo lo contrario?
¿Qué imagen tenemos del Todopoderoso? ¿Cambiaría Elohim constantemente de opinión, influenciado por los estados de ánimo o el clima? ¿Por quién lo tomamos, una vez más?
Sí, de hecho, tenemos la promesa de ser librados de las mordeduras de serpientes y de las picaduras de escorpión, pero ¡ay de aquellos que se atreven a tentar a Yahuwah o abusar de los poderes otorgados por el Padre, así como Satanás trató de tentar a Yeshua en el desierto!

Nuestros padres y madres terrenales nunca nos habrían dado serpientes o piedras cuando les pedimos pan, ¿no es cierto? Si ellos, como humanos, deseaban sólo lo que era bueno para nosotros, ¿cuánto más debemos honrar la Palabra de nuestro Padre Celestial, asegurándonos de que todo nos vaya bien mientras estemos atados a nuestros cuerpos terrenales de carne?

Entonces, ¡no siempre necesitamos saberlo todo sobre todo!

¿No hemos tenido tiempo suficiente desde entonces para reflexionar sobre las consecuencias del pecado cometido por Eva y Adán? Ellos tampoco necesitaban saber lo que se escondía detrás del concepto del Conocimiento del Bien y del Mal. Y sin embargo, hoy, mientras que la humanidad debería entender plenamente el significado profundo de este misterio, casi nadie, ni siquiera muchos discípulos, comprende verdaderamente su significado. Profundizo en lo que este famoso Árbol del Conocimiento realmente representaba en mi artículo: El Evangelio descifrado: Descubra el mensaje más profundo de salvación y redención

Nuestro deber hoy, como debió haber sido para ellos entonces, es no hacer demasiadas preguntas innecesarias sino obedecer incondicionalmente, aun cuando todo dentro de nosotros se resista. Como un soldado en un ejército o un niño ante su padre.

Personalmente, creo incluso que una posible razón para la prohibición de comer cerdo podría ser las capacidades cognitivas del propio animal. Mucha gente puede no darse cuenta de esto, pero junto con los monos, los burros, los perros, los delfines y las ratas, los cerdos están entre los animales más inteligentes del mundo. Tal vez esto los distingue, esta vez de manera positiva, de otros animales, y como muestra de respeto por sus capacidades, Elohim nos pide que no les comamos.

Los cerdos han sido utilizados para diversos fines, como proteger hogares, ayudar en la recolección de setas (en particular trufas en los bosques) e incluso actuar como exploradores para detectar pantanos cuando la gente necesitaba huir de sus enemigos. ¿Por qué comeriámos un animal tan increíblemente útil? Del mismo modo que no comemos a nuestros perros, aunque hay excepciones, como mencioné anteriormente.

Como mencioné al principio, si no hay otra opción, si te encuentras en una situación crítica, financiera o de otro tipo, no seas tonto. Come lo que esté disponible o lo que sea más asequible en los estantes del supermercado, ¡incluso si contiene carne de cerdo! Y, por supuesto, reza para que tu situación financiera se restablezca para que no tengas que violar la ley a sabiendas durante demasiado tiempo.

Lo principal es actuar de acuerdo con la enseñanza y la guía de tu Maestro. En primer lugar, asegúrate de que Él esté presente y activo dentro de ti. ¿Se está expresando el Espíritu Santo de manera visible y audible a través de ti, por ejemplo, al hablar en lenguas o al profetizar? Sólo entonces debes preguntarle a Él, sobre todo a Él, qué, cuándo y cómo hacer o no hacer.

También podríamos plantearnos las razones de la prohibición de la carne de avestruz, una de mis carnes favoritas de la infancia. No contiene ni grasa ni colesterol y, en muchos sentidos, parece una de las opciones más saludables. Su prohibición puede parecer innecesaria a primera vista, pero quizá el tamaño, la fuerza y ​​la velocidad del avestruz lo hagan inadecuado para la domesticación y el cautiverio. ¿Será que es más difícil de manejar y convivir con él en comparación con animales más pequeños?

Mantener a los avestruces confinados en una granja con otros animales podría dar lugar a problemas imprevistos. Podrían atacar a animales más pequeños o incluso comerse los huevos de gallina. Debido a sus características físicas, es probable que los avestruces toleren mucho menos el cautiverio. Otros animales, como las cabras, las ovejas y las vacas, se benefician de la protección humana y del cuidado de los perros pastores, que los salvaguardan de los depredadores. Para estos animales, los recintos proporcionan seguridad y garantizan un pastoreo constante sin necesidad de valerse por sí mismos o gestionar la migración, tareas para las que carecen de capacidades cognitivas y físicas.

En cambio, los avestruces probablemente sufren mucho más bajo el cautiverio humano, ya que su tamaño y agilidad los hacen inadecuados para espacios de vida limitados. Para los animales que son más rápidos, más ágiles o capaces de volar, el cautiverio puede ser una forma de crueldad. La vida doméstica altera su equilibrio biológico y psicológico porque les niega la libertad y el espacio que necesitan para prosperar de acuerdo con el propósito para el que fueron creados.

Elohim, que ama a todas sus criaturas, también se preocupa de garantizar que los animales tengan las mejores condiciones de vida posibles.

Sin duda, este es también el motivo de la prohibición de comer conejo. Los conejos, independientemente de su raza, son generalmente animales muy ágiles capaces de correr a velocidades increíbles. Privarlos de esta capacidad mediante el cautiverio simplemente los hace infelices y, con el tiempo, el animal enferma y se deprime. Aunque desde entonces los humanos han desarrollado razas más pesadas y menos ágiles específicamente para su comodidad y rentabilidad, el principio sigue siendo el mismo.

Nunca debemos olvidar que los animales tienen una capacidad muy limitada para comunicarse con nosotros. La mayoría carece de expresiones faciales que el ojo y el cerebro humanos puedan percibir e interpretar. Cuando un animal sufre o se siente infeliz bajo el cuidado de su amo, ¿quién hablará por él? ¿Quién hará saber su angustia?

¡Elohim mismo hace esto advirtiéndonos con mucha antelación a través de Sus leyes de prohibición!

Enjaular a ciertos animales, especialmente a aquellos capaces de volar o correr largas distancias, es inherentemente un acto de crueldad. Incluso los humanos modernos, que cada vez encuentran más consuelo en la inercia –sentados en sillones o tumbados en la cama viendo la televisión o navegando por Internet– luchan con la idea de la prisión o el confinamiento forzado.

¿Cuánto mayor debe ser el sufrimiento para una criatura que no tiene inclinación ni deseo por la pereza y la ociosidad? Para un animal cuyas capacidades físicas y necesidad instintiva de movimiento superan con creces incluso a los humanos más activos y atléticos, el confinamiento es una dificultad profunda e injusta.

No olvidemos lo que comento en otro artículo: cuando un animal sufre o siente la muerte inminente, produce hormonas del estrés llenas de amargura, que se propagan rápidamente por todo su cuerpo a través del torrente sanguíneo. Este proceso afecta no solo a su carne sino incluso a su leche.

Por lo tanto, es esencial sacrificar a los animales comestibles de manera que no se den cuenta de lo que está sucediendo y experimenten el mínimo dolor. Técnicas como el uso de cuchillas afiladas para reducir el estrés y acercarse al animal por detrás pueden ayudar a lograrlo. Cuando el animal se da cuenta de su muerte, las hormonas del estrés producidas en el cerebro ya no llegan a las partes comestibles de su cuerpo, ya que fluyen junto con la sangre a través de las arterias cortadas.

Este enfoque beneficia a todos: el animal evita un sufrimiento innecesario y el consumidor humano recibe carne de alta calidad. Hoy en día, este método de sacrificio humanitario lo practican casi exclusivamente los judíos ortodoxos y los musulmanes. En este sentido, podríamos inspirarnos en ambos.

Sin embargo, la naturaleza del animal en cuestión también podría ser motivo de prohibición

Como dice el dicho popular: “Eres lo que comes”. Elohim no quiere que la humanidad adopte características de cerdos, conejos, avestruces, invertebrados u otros bichos rastreros. La humanidad ya está inclinada a ese tipo de comportamiento, por lo que no hay necesidad de exacerbarlo. Este es precisamente uno de los principales objetivos de la Obra Redentora: remodelar al hombre caído y deformado, extraviado por la serpiente, para que vuelva a ser reformado a imagen de Elohim, tal como era en el principio.

En el caso de los reptiles y los bichos, la razón es clara, y la gente comprende instintivamente que estas criaturas deben ser evitadas. La mayoría de nosotros sentimos repulsión ante el mero pensamiento de masticar y tragar a tales seres. ¡Nunca olvidemos que las leyes fundamentales están impresas en el corazón de cada ser humano!

¿Cuál es una de las principales características del conejo? Es uno de los animales con mayor libido y actividad sexual de todos los seres vivos. No es casualidad que el conejo sea uno de los símbolos principales de la Pascua pagana, que es esencialmente una celebración de la fertilidad. Entonces, ¿comer conejo? ¿Es realmente necesario echar leña al fuego, especialmente los hombres? Y miremos por nosotros mismos: ¿cuáles son los países que más carne de conejo consumen? Italia y Francia. ¡Creo que eso lo dice todo! 🙂

En cuanto al pescado, se ha descubierto que las escamas sirven como órgano de desintoxicación. Esto explica por qué no es aconsejable comer pescado sin escamas, ya que su nivel de toxicidad es significativamente mayor que el de los peces sin escamas.

En cuanto a los invertebrados, es prudente que los humanos los eviten porque su influencia se extiende no solo al nivel físico sino también al espiritual y psicológico. El consumo de invertebrados amplifica el fenómeno de una humanidad cada vez más carente de columna vertebral, es decir, de principios morales, de carácter y de honestidad. El animal que el hombre consume lo afecta profundamente, creando un vínculo inextricable, muy parecido al impacto del consumo de sangre (ver también mi artículo: Prohibición de consumir sangre).

Los animales comestibles, como los corderos, los terneros, las ovejas y las vacas, exhiben un comportamiento que es siempre pacífico y obediente a sus amos. Comer estos animales fomenta en nosotros el mismo instinto de sumisión a nuestro Padre.

En cambio, los animales no comestibles son nocturnos, se arrastran, consumen tierra, cazan y se revuelcan en la inmundicia. En resumen, encarnan los comportamientos y costumbres paganas de la rebelión, la anarquía y la brujería.

¡Todos los depredadores están estrictamente prohibidos, y los carroñeros aún más!
Nadie debe consumir carne de un animal muerto por otro o de carne podrida. Este principio es sencillo y fácil de entender. La caza no debe convertirse en un hábito. Aunque el consumo de ciervos no está prohibido, sólo se practica en situaciones de absoluta necesidad, como durante las migraciones temporales en un estado nómade. En circunstancias normales, el pueblo judío está arraigado a la tierra, lleva una vida sedentaria en la que trabaja, cuida animales y plantas y evita matar por deporte o «placer». Nunca nos beneficiemos de lo por que no hemos trabajado nosotros mismos.
No comas el cadáver de un animal que encuentres en el camino, ya que es probable que pertenezca a otra persona de la que se le escapó antes de morir en el lugar donde lo encontraste. No debemos aprovecharnos de las desgracias o pérdidas de los demás. Además, la carne podrida es inherentemente tóxica, otra razón más para evitarla por completo.

La cuestión de la grasa

También vale la pena examinar las prohibiciones relativas a las grasas animales. La Torá prohíbe el consumo de grasas de animales de cuatro patas, con excepción de las grasas de aves de corral bípedas, que están permitidas. Las grasas contribuyen al exceso de colesterol y, en consecuencia, a la obesidad, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes. En el clima cálido de la Tierra Santa, el consumo de grasas era especialmente innecesario, ya que los inviernos suaves exigían poca protección contra el frío. La grasa también sirve como capa final a través de la cual se expulsan las toxinas durante la transpiración, lo que significa que contiene una mayor concentración de toxinas. Además, la mayoría de las toxinas son liposolubles en lugar de hidrosolubles, por lo que una mayor presencia de grasa en el cuerpo aumenta la cantidad de veneno en su interior.

La obesidad física a menudo refleja una lucha emocional más profunda, como la falta de amor o el rechazo experimentado por el individuo. Con frecuencia, las personas recurren a alimentos que engordan (como el chocolate) como una forma de auto-recompensa, lo que lleva al aumento de peso. La industria alimentaria moderna tiene una responsabilidad importante por el aumento de la obesidad, produciendo productos nocivos mediante procesos químicos e inundando con ellos las dietas de la humanidad. Trágicamente, incluso los discípulos de hoy no son inmunes a este problema.

Sin embargo, la obesidad suele ser síntoma de un estado de enfermedad espiritual en la persona afectada, sobre todo en los creyentes. Sus causas profundas suelen estar vinculadas a inclinaciones hacia los siguientes pecados:

Materialismo – Glotonería – Libertinaje – Despilfarro – Parasitismo – Etc.

El sobrepeso es, literal y proporcionalmente, la consecuencia y la manifestación visible del apego espiritual al dinero y a los placeres terrenales.
No intentemos endulzarlo: es una realidad que resulta evidente para la mayoría de nosotros. Cualquier médico o psicólogo laico probablemente llegaría a un diagnóstico similar, incluso sin hacer referencia a la fe o a la Biblia. Sin embargo, su versión sería más diplomática, halagadora y humanista, centrada en minimizar la responsabilidad personal y evitar el conflicto con la persona que la padece.

La consecuencia natural y cada vez más evidente de esto en el cuerpo del Mesías es el creciente número de pastores y maestros cristianos obesos y panzudos. Su apariencia externa a menudo da la impresión de que los botones de sus costosas camisas o chaquetas (que a veces cuestan cientos de euros) están a punto de reventar por la tensión de la tela estirada. Este estado físico refleja precisamente lo que son internamente: glotones, tanto en el estómago como en el corazón, cuya motivación principal es la búsqueda de dinero y poder.

No es casualidad que se les llame «ministros», un término que debería significar servidumbre. Trágicamente, esta palabra, como muchas otras, ha sido corrompida por el enemigo desde hace mucho tiempo. Estos llamados ministros (o siervos de Dios, como se les llama a menudo) se parecen mucho más a sus contrapartes mundanas, que prosperan gracias a la corrupción a expensas del pueblo —con frecuencia viudas y huérfanos— que a los verdaderos ministros que sirven según el Espíritu del Mesías y para el beneficio de los demás.

Es completamente anormal que los discípulos, y especialmente los siervos de Elohim, se asemejen literalmente a cerdos engordados

Sus ministerios falsificados, junto con las pequeñas redes y otras iglesias que dirigen (que no son más que imitaciones vulgares y burlas de la verdadera Iglesia), se asemejan a la estructura social descrita en la novela Rebelión en la granja (Animal Farm) de George Orwell, donde la clase dirigente está simbolizada por cerdos hinchados. Esto contrasta marcadamente con el modelo original del Cuerpo del Mesías, que no crecía en orgullo ni en kilos, sino en el número de nuevos discípulos cada día. Estos discípulos maduraron rápidamente y se convirtieron en maestros y ministros.

El modelo auténtico y su relato no se encuentran en la literatura orwelliana, sino en la Biblia, específicamente en el Libro de los Hechos.

Cualquiera que se imagine a sí mismo como un apóstol debería tratar de imaginarse cómo debió ser Pablo después de soportar persecución constante, vivir huyendo, enfrentar encarcelamientos regulares, lapidaciones recurrentes, repetidos azotes con varas y experiencias continuas de privación y hambruna.

Cualquiera que se considere profeta debería orar para que sus ojos espirituales finalmente se abran, de manera verdadera y completa, para que al menos puedan comenzar a imaginar cómo debió haber sido Juan en las profundidades de su celda en la isla de Patmos. O cómo pudieron haber sido el otro Juan o Elías, cada uno viviendo en el desierto, vestidos con pieles de animales (kosher, por supuesto) y subsistiendo casi exclusivamente de langostas y grillos.

Y aquellos que afirman ser maestros deberían primero tomar literalmente la forma de nuestro Maestro, quien no predicó desde lo alto de un púlpito vestido con ropa de diseño y relojes caros y relucientes atados a Sus muñecas. En cambio, viajó por las regiones de la Tierra Santa y no tenía dónde recostar Su cabeza.

Para resumir la cuestión de la kashrut

¡No me preguntes qué puedes o no puedes comer!

En el plano humano, me debería sentir muy honrado de que me consideres una autoridad espiritual creíble al acudir a mí en busca de consejo. Lamentablemente, la mayoría de las veces, cuando me hacen este tipo de preguntas, surgen en mí sentimientos completamente diferentes.

¡No soy el rabino de nadie, como tampoco lo puede ser nadie más!

Ningún hombre, y menos aún una mujer, debe llamarse así, como nos manda Yeshúa en Mateo 23:8. Él es el único Rabino y, a lo sumo, sólo podemos ser hermanos entre nosotros.
Yo puedo aconsejarte y enseñarte por un tiempo determinado, como suelo repetir en mis enseñanzas, pero como todos sin excepción, tengo una sola tarea esencial como discípulo: guiarte hasta el Rabino Yahushua, para que nazcas de nuevo, libre de los malos espíritus y lleno del único Espíritu bueno, el Espíritu del Mesías Yahushua: Ruah HaKodesh, el Juez que, al poco tiempo, es el único con autoridad para seguir guiándote y enseñándote desde dentro a través de la ley que Él aplica en nosotros hasta que vuelva a llevarnos.

Lamentablemente, hoy en día, en la mayoría de los casos, nos encontramos con sólo dos tipos de siervos que engañan a las masas que dicen guiar.
El primer tipo se apropia de los roles que pertenecen al Mesías, dictando la ley externamente como un amo a su perro, engañándose a sí mismos y a los demás fingiendo ser un rabino, pastor, apóstol, maestro, profeta o cualquier otro título grandilocuente. Se trata de las pequeñas sectas y comunidades legalistas y farisaicas que están surgiendo como hongos en la actualidad como reacción a…
El segundo tipo, el que también se esconde detrás de títulos similares pero te miente, afirmando que la ley ya no es válida y que ya no necesitas preocuparte por ella, diciendo que pertenece solo al Antiguo Testamento y se aplica solo a los judíos. Mientras tanto, este tipo de ministro ejerce control espiritual sobre su rebaño, imponiendo otras leyes -más, menos o parcialmente derivadas de la Biblia- basadas en la teología de la «empreza», o la llamada iglesia, en cuestión. Esto incluye, entre otras, las iglesias y comunidades pentecostales e hipercarismáticas que he mencionado a menudo en mis enseñanzas.

Porque en efecto,

No es la ley lo que debería preocuparos principalmente, sino Ruach HaKodesh

Humildemente, permítele que te llene un poco más cada día, a Su propio ritmo y según Su voluntad, para que Él mismo se asegure de que la ley se mantenga en tu mente, en tu corazón y en lo más profundo de tu ser. Ruach HaKodesh es la Ley Viva misma, el mismo Aceite con el que deben llenarse las lámparas de las vírgenes prudentes.

En lugar de preguntarme a mí (o incluso a ti mismo) preguntas como:
“¿Debo comer cerdo o no?”
“¿Cómo debo celebrar tal o cual festividad?”
“¿Puedo beber ciertas bebidas, incluidas las alcohólicas?”
“¿Hasta dónde se puede llegar en el ámbito del erotismo?”

Creo que la mayoría de nosotros deberíamos preguntarnos: «¿Qué es lo que todavía impide que el Espíritu Santo trabaje plenamente dentro de mí? ¿Estoy verdaderamente lleno de Ruah HaKodesh y, si es así, dónde me encuentro en términos de una mayor santificación?»

¿Deseas recibir verdaderos dones espirituales, aquellos que operan bíblicamente?
¿Finalmente te ha disgustado el miedo que te ha infundido el espíritu de religiosidad, que te ha desanimado a buscar el verdadero carisma porque todo lo que has visto son manifestaciones falsas en falsos circos pentecostales cultivados por Satanás para privarte a ti y a otros de lo que es real?
¿No estás cansado de usar la Biblia para justificar tu vacío espiritual y tu estado incompleto, aferrándote a las llamadas razones bíblicas mientras continúas temiendo aquello a lo que deberías haber aspirado durante mucho tiempo?

El día que superes tus miedos y busques hermanos y hermanas auténticos en la fe —aquellos que han nacido de nuevo— y comiences a hablar en lenguas verdaderas en lugar de los interminables mantras infantiles como “bah bah bah” o “kas kas kas”, cuando desees genuinamente recibir los dones y armas espirituales como se describe y demuestra en el Libro de los Hechos, entonces después de algún tiempo, preguntarás correctamente a tus hermanos y hermanas mayores cómo abordan las cuestiones de comer y beber, celebrar festivales o incluso los límites y formas de intimidad con nuestros cónyuges dentro del matrimonio.

En ese momento, ya no oirás mandamientos de afuera, ni te esforzarás por obedecerlos mediante esfuerzos humanos, sino que oirás el eco de la Palabra de Elohim ya viva dentro de ti, confirmando lo que Ruach HaKodesh, el Espíritu de Yahushua, ya ha implantado en tu corazón.

Also see : Pablo y la Ley 1, y Pablo y la Ley 2, Esencia de la Ley

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