Y este es el caso del homicida que huirá allí, y vivirá: aquel que hiriere a su prójimo sin intención y sin haber tenido enemistad con él anteriormente; como el que fuere con su prójimo al monte a cortar leña, y al dar su mano el golpe con el hacha para cortar algún leño, saltare el hierro del cabo, y diere contra su prójimo y éste muriere; aquél huirá a una de estas ciudades, y vivirá; no sea que el vengador de la sangre, enfurecido, persiga al homicida, y le alcance por ser largo el camino, y le hiera de muerte, no debiendo ser condenado a muerte por cuanto no tenía enemistad con su prójimo anteriormente. Deuteronomio 19:4-6

La diferencia entre el pecado y la transgresión se ilustra a través de este mandamiento.

El mundo mismo es muy consciente de que ciertos delitos merecen ser juzgados bajo ciertas circunstancias atenuantes. En efecto, el delito cometido con o sin premeditación, de forma deliberada o no, no puede ser juzgado en igualdad de condiciones. En caso de culpa no intencionada, la pena es más leve y en lugar de una pena de prisión, generalmente salimos con una multa para indemnizar a la víctima.

Si ya estamos en el Mesías y tenemos el Espíritu Santo, el significado para nosotros es este: Podemos cometer errores y violaremos la ley. El perdón continúa aplicándose a tales casos mientras la cosa sea todavía involuntaria. Cuando transgredimos una regla que aún no conocemos, o que aún no ha sido grabada en nuestro corazón, la gracia del Mesías sigue operando en la vida de sus discípulos ya nacidos de nuevo.

Sucede también que por razones ajenas a nuestra voluntad, aún permanecemos parcialmente bajo dominaciones extranjeras y los espíritus así atados en nosotros aún logran engañarnos y tentarnos para hacernos tropezar. Estas áreas de nuestro espíritu que aún no están enteramente bajo el dominio del Mesías, deben ser reveladas precisamente por estas transgresiones que son la señal de que una transferencia de poder aquí o allá debe tener lugar lo antes posible para que nuestra santificación continúe.

El Mesías sí mismo es nuestra ciudad de refugio. Él nos protege de las consecuencias de cualquier transgresión que cometamos por ignorancia o inmadurez. De hecho, a menudo nos encontramos con que cometemos errores, pero no sufrimos las consecuencias, aparte del dolor que proviene del reconocimiento de esas errores.

Sin embargo, ir en contra de las leyes que ya conocemos, volviendo así conscientemente a un estado de pecado del que el Salvador nos liberó una vez, puede conducir a la pérdida de la salvación.

Así que no nos rebelemos más contra la acción del Espíritu Santo. Porque no hace nada otro sino reavivar los Mandamientos en nuestro corazón para que ya no puedan juzgarnos y así llevarnos a la muerte.

Dejemos de decir: «Dios es amor», porque Él (Elohim) es Amor en verdad, pero también es Justo, y es ante todo es SANTO.

Recordemos que esta justicia y esta santidad están en perfecta armonía con la totalidad de Su Palabra, que incluye los Mandamientos que Yahushua, el Verbo que se hizo carne, cumplió y no abolió en la Cruz.

Recordemos también que en ninguna parte del Nuevo Testamento los apóstoles proclamaron el Evangelio empezando su discurso con «Dios» es amor, sino con «arrepentíos, porque el Reino de los Cielos se ha acercado». Cada vez empezaron con el desvelamiento de los pecados y con la ira divina consiguente para quebrantar los corazones endurecidos de los pecadores así que pudieran implorar el perdón y recibir la gracia. Es sólo en esta etapa muy precisa que el Amor, la Misericordia y el Perdón también se les revelaron.

Mientras a los pecadores se les diga que Jesús nos ama tal como somos y que está con nosotros, ellos permanecerán en sus pecados y seguirán sus vidas idolatrando la imagen distorsionada de un Jesús con rostro humano sin jamás reconocer el verdadero Mesías Yahushua.

Una vez más, evitemos sacar los versículos de la Biblia fuera de contexto, pero tratemos de obtener una imagen completa de la Palabra, incluso si algunos pasajes nos gustan menos que otros. De lo contrario, el evangelio que anunciaríamos sería falso.

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