Carga sin pruebas

Carga sin pruebas

Si alguno hubiere dado a su prójimo asno, o buey, u oveja, o cualquier otro animal a guardar, y éste muriere o fuere estropeado, o fuere llevado sin verlo nadie; juramento de Yahuwah habrá entre ambos, de que no metió su mano a los bienes de su prójimo; y su dueño lo aceptará, y el otro no pagará.
Exodó 22:10-11

Estamos en un callejón sin salida. Al igual que con la ley sobre la esposa acusada de adulterio por su marido, hay casos en que no hay evidencia o testigo que pueda confirmar los cargos. En este tipo de situación, nadie puede pronunciar un veredicto justo, puede ser juez o rey.

Yahuwah interviene para juzgar al culpable en tal caso. Yahuwah defiende a los inocentes desenmascara calumniadores y calma los corazones de quienes tienen sospechas. También compensa a la parte que haya sufrido daños en la medida en que hizo buen uso de los bienes que le fueron confiados.

Algunas veces somos acusados tanto en el mundo como en círculos de creyentes. Algo occure y todo sugiere que tú eres el culpable. A veces en casos extremos, les darías casi lo correcto para que las pistas parezcan llevar a ti. En este tipo de situación, es inútil buscar causas, evidencia o caer en discusiones interminables. Debemos ir ante Elohim para que Él te exonere ante los otros. Quizás no estés entre ellos por mucho tiempo y possible que muchos años han pasado desde entonces, pero si eres inocente, serás rehabilitado, compensado y tu honor saldrá purificado. Si tus detractores, que sean creyentes, se nieguen a ir contigo al Todopoderoso, hazlo solo, no tienes otra opción. La ley será efectiva de toda manera y la sentencia se pronunciará tarde o temprano.

Mas si le hubiere sido hurtado, resarcirá a su dueño. Y si le hubiere sido arrebatado por fiera, le traerá testimonio, y no pagará lo arrebatado.

Exodó 22:12-13

Se puede evitar el robo. Tomando algunas precauciones, con un poco de atención podemos evitar que nos roben nuestra propiedad y la de los otros.
En el caso de los depredadores que devoran los animales que nos han sido confiados, la situación es bastante diferente. De hecho, el depredador también pone en riesgo nuestra propia vida. Oponer o intentar confrontarlo sería demasiado arriesgado y podría llevar a nuestra muerte o mutilación. Podemos clasificar en esta categoría el caso del ladrón armado que no se detende ante el asesinato para obtener el codiciado botín. Estos no huirán de nuestra mera presencia. La vida humana prevalece. En estos casos, el acusado no será responsable por el mal hecho.

El Señor nos ha confiado tiempo. El tiempo de nuestro ministerio puede ser robado por muchas cosas. La mayoría de las veces somos los secuestradores principales de nuestro tiempo, cuando lo usamos ilegítimamente para propósitos que no son los del Señor. También en estos casos, debemos pagar los costos de nuestro descuido y sufrir las consecuencias. En este caso, el propietario es aquel a quien deberíamos haberle traído el Evangelio, así como al Señor mismo cuya Palabra no fue promulgada en el momento y en el lugar acordados. En tal caso, sufrimos en nosotros mismos las consecuencias espirituales de nuestras faltas. Nuestra visión disminuye, nuestra relación con el Señor pierde su intensidad, nuestro tiempo huye y los frutos no maduran.

A veces, un ataque espiritual es la causa de mi debilitamiento y, por lo tanto, la desaceleración de mi ministerio. Este caso cae en la categoría del animal desgarrado por el depredador. Mi ministerio y mi tiempo están desgarrados por un depredador espiritual. Así que no soy responsable, sino también una víctima.

Ver también: Ojo por ojo, diente por diente / Golpe en la mejilla derecha, estira la mejilla izquierda,

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Las leyes del siervo hebreo

Las leyes del siervo hebreo

Libres para casarse

Si comprares siervo hebreo, seis años servirá; mas al séptimo saldrá libre, de balde. Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá él y su mujer con él. Si su amo le hubiere dado mujer, y ella le diere hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo. Éxodo 21:2-4

Algo aquí parece contradecir la voluntad de Yahuwah con respecto al matrimonio. El orden según el cual dejan al padre y a la madre para convertirse en una sola carne parece contradecir la ley aquí citada. El matrimonio es una unión triple, un pacto entre el hombre, la mujer y Yahuwah. ¿Cómo puede una tercer persona tener algo que ver en una institución así?

¿Tenía esposa cuando entró? Déjale irse con ella. Habiendo sido sellado el matrimonio fuera de su servicio en la casa de su maestro, éste no tiene derecho en esta unión. Pero si se casaba durante su estancia en casa del maestro, sólo podía hacerlo con el acuerdo de este último. En este caso, él tiene voz y voto en su relación. Por tanto, también le pertenecen la esposa y los hijos resultantes de esta alianza. Una situación similar se presenta en el caso del hermano muerto, cuando el judío tiene el deber de generar descendencia para su hermano fallecido y debe acostarse con su cuñada tomándola por esposa, para dejarla embarazada, en el caso el hermano fallecido no tuvo hijos con su esposa. También en este caso el hijo resultante de tal unión no se atribuye a su padre biológico, sino que se considera hijo del difunto.

El esclavo hebreo era alguien que había cometido un error, habiendo tropezado y perdido así su fortuna y todos los bienes que poseía. La institución de la esclavitud fue para él una oportunidad de recuperarse y comenzar una nueva vida. Se le dio la oportunidad de ser acogido por alguien que le aseguró trabajo, comida y alojamiento para él y su familia. Por lo tanto, tuvo un trabajo, pan y un techo para un período de 6 años durante el cual pudo reunir los fondos necesarios para comenzar una nueva vida al final de este período.

El amo no era un esclavista y el esclavo no era un esclavo en el sentido que lo conocemos hoy y en nuestras regiones de raíces feudales.

Era más bien un siervo a quien se le concedía el servicio de no ser echado a la calle ni siquiera de entre el pueblo. El maestro era un miembro del pueblo sobre quien era visible la bendición de Yahuwah y que tenía bienes suficientes para poder compartir con los demás, no gratuitamente, sino a cambio de un trabajo bien definido. Era prácticamente un deber ayudar a quienes habían pagado su deuda con la sociedad, pero no les quedaba nada, para evitar que continuaran su decadencia y se encontraran en la calle o, peor aún, desterrados del pueblo. Un hombre soltero que se encuentra en una situación de crisis de este tipo debe tener cuidado de no querer casarse cuando ni siquiera tiene los medios para cubrir sus propias necesidades. Su único objetivo en tal situación debe ser principalmente recuperar su autonomía y libertad. Que se limite a reunir los fondos necesarios para poder empezar una nueva vida y poder después fundar una familia. Si a pesar de todo no puede aguantar sin pareja ni siquiera durante este período de seis años, que así sea, que se case. Yahuwah no prohíbe el matrimonio ni siquiera en estos casos. Pero debe saber que mientras no sea libre, él mismo no pertenece enteramente a Yahuwah. Así, cualquier alianza hecha entre personas no libres quedará también bajo el poder del hombre a quien pertenecen los cónyuges. Esta ley no es otra cosa que seguridad, para evitar que personas no aptas para el matrimonio se unan inconscientemente.

Esta ley todavía está vigente hoy y en el Mesías. Cuando buscamos un alma gemela como creyentes jóvenes, recién convertidos y nacidos de nuevo, debemos preguntarnos ante Yahuwah si somos aptos o no para casarnos.

¿Somos completamente libres o todavía tenemos vínculos con nuestro pasado?

¿Estamos todavía bajo el yugo de la familia, de nuestra querida madre, de nuestras antiguas tradiciones por muy religiosas que sean, tenemos todavía nuestras buenas ideas a las que nos aferramos, nuestros gustos de los que no nos deshaceríamos por nada en el mundo? En una palabra, ¿ha sido completa la transferencia del poder a manos del Mesías en todos los ámbitos de nuestra vida? ¿Podemos esperar o, por el contrario, cedemos el paso a las hormonas que hacen estragos en nuestro interior? ¿Cuán libres somos de nuestras propias expectativas? Porque tenemos una idea muy precisa de cómo debe ser nuestra compañera o compañero, por dentro y por fuera. ¿Cuantos títulos debe tener y cuáles deben ser sus gustos culinarios o musicales? Porque una unión apresurada puede tener consecuencias muy graves. Una alianza bajo el yugo de una potencia extranjera siempre trae consigo una avalancha de problemas. En efecto, el maestro, que en este caso no es un hermano de nuestro pueblo que nos tiende la mano para ayudarnos, sino un espíritu maligno que quiere y sabe hacernos daño, no dejará de hacer valer sus derechos sobre semejante pareja. Hará cualquier cosa para destruir y reducir a cenizas este typo unión. La mejor voluntad del mundo puede motivarnos, queriendo cumplir una de las leyes fundamentales de Yahuwah, pero una unión apresurada será para nosotros un camino sembrado de trampas.

Por supuesto, también se puede obtener la gracia en tales circunstancias. Debido a que Yahuwah perdona nuestras faltas cometidas inconscientemente, es posible implorar la liberación de las garras de los falsos amos que nos mantienen como rehenes para salir libres y purificados como el pueblo judío liberado de las manos del Faraón. Pero es mejor tomar precauciones y prestar atención a las advertencias que se nos hacen, especialmente a través de la Ley.

Sujeción voluntaria

Y si el siervo dijere: Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre; entonces su amo lo llevará ante los jueces, y le hará estar junto a la puerta o al poste; y su amo le horadará la oreja con lesna, y será su siervo para siempre. Éxodo 21:5-6

Usar aretes es una tradición pagana muy ajena al pensamiento judío. Al igual que con los tatuajes, todas las formas actuales de perforación no son otra cosa que los sellos superficiales de los ídolos y otras corrientes espirituales extrañas que gobiernan a quienes los usan. Muchos llevan voluntariamente sobre sí las etiquetas de los demonios que los gobiernan. Calaveras, serpientes, escorpiones, arañas y otras criaturas prefiguran y preparan al mundo para la llegada de la Bestia en una especie de Advenimiento del anticristo.

Elohim nunca obliga a nadie. Él llega incluso a permitirnos elegir algo más que Él y la libertad que Él nos ofrece. Te das cuenta de que necesitas la salvación de este mundo caído. Luego, tienes la oportunidad de ponerte al día y empezar de nuevo al ser evangelizado por el miembro de una determinada iglesia o asamblea. Esta rehabilitación es un proceso preestablecido con sus etapas precisas. Si aun así decides actuar de otra manera, si quieres estar contento con lo que tienes durante tu rehabilitación y permanecer bajo el poder de un hombre o de una iglesia, tienes derecho a hacerlo. Pero deberías saber que

no serás más que un pájaro anillado que nunca más podrá volar con sus propias alas.

No tendrás un ministerio y tu esposa e hijos no serán tuyos, en el sentido espiritual. Seguirás siendo un simple trabajador al servicio de alguien más a quien ayudarás en un ministerio que nunca será el tuyo. Así es como muchos creyentes se encuentran atrapados bajo la persona del pastor, del predicador o de cualquier comunidad e iglesia. En el mejor de los casos, estos últimos son ellos mismos los fieles discípulos del único Pastor, porque entonces tu vida de creyente no será del todo en vano. Serás un buen ayudante de sus ministerios los cuales tendrán sus semillas, pero no disfrutarás de sus frutos. Al elegir este camino, nunca lograrás el trabajo que Yahuwah quería que hicieras. Por tanto, se verá obligado a encontrar otros servidores que hayan elegido la libertad, para poder cumplir la misión que debería haber sido la tuya.

Conocí a un hombre que se encontró en una situación difícil después de nacer de nuevo. De hecho, estaba casado con una mujer incrédula. Su matrimonio quedó sellado bajo un yugo extranjero, antes de su conversión. Su matrimonio se vio así en peligro. Dijo que no podría soportar que su esposa lo abandonara. Después de un tiempo, la mujer permaneció en el estado espiritual inicial sin ningún cambio positivo en el sentido de la fe. El hombre desapareció y nunca más fue visto. Abandonó el camino del discípulo sin duda para poner fin a los conflictos domésticos y así preservar su matrimonio. A él le pasó algo parecido. Su relación con la mujer era más importante que su libertad espiritual. Regresó con su antiguo maestro donde le perforaron el lóbulo de la oreja, para que todo siguiera como antes. Puede que no haya negado al Mesías, pero ciertamente negó su poder. No pudo esperar el desenlace y aceptar un posible divorcio o la conversión de su esposa, aunque nada hacía suponer que ella algún día se sometería a la Voluntad divina. Él no tenía fe en que Yahuwah pudiera realizar el milagro de convertir a su esposa o liberarlo de la falta de ella si la separación hubiera ocurrido dándole posiblemente otra persona en lugar de ella.

Según el mandamiento del Mesías, él actuó bien al no abandonar a su esposa incrédula, para que ella fuera santificada por su esposo. Pero el hecho de que desapareció y abandonó todo contacto con sus hermanos y hermanas en espíritu es un problema descrito en este mandamiento.

Esclavos de iglesias y asambleas

Pero está claro que el mensaje más importante que nos transmite esta ley es el fenómeno que podemos observar en las iglesias y asambleas y que acabamos de comentar hace unos segundos. Mantener un estado de infantilismo espiritual no es sólo pecado de los traficantes de esclavos ilegítimos. Así como no hay macros sin prostitutas, sólo la persona bajo la cual la gente está conscientemente dispuesta a refugiarse y aceptar su autoridad espiritual es capaz de controlar a los demás. Ya sea que lo hagan por interés propio o por debilidad espiritual, no cambia nada.

Estar bajo la supervisión de un maestro, pastor o padre espiritual es necesario hasta que uno pasa de la muerte a la vida y luego a la edad adulta.

Conversión – Renacimiento – Proceso de santificación

Todo esto se incluye simbólicamente en estos 6 años de esclavitud en el buen sentido. En el mundo visible, incluso según la línea de tiempo del tiempo físico, nadie debería exceder este marco de tiempo y límite. No es normal que las personas sigan dependiendo espiritualmente de otros hombres y nunca lleguen a ser padres y maestros de otros. Después de estos 6 años simbólicos, que en el mundo visible deberían representar un período de tiempo mucho más corto, las personas deberían continuar su camino hacia la libertad y la independencia.

En resumen, las personas que languidecen en las iglesias, que nunca llegan a ser padres/madres espirituales, que viven de los sermones de los mismos maestros durante años, tal vez ni siquiera se den cuenta de que en sus mentes pasaron por la implementación final de esta ley, la que no se recomienda pero que sigue siendo una opción. Al aceptar la autoridad espiritual de un pastor, maestro u otro padre espiritual de manera fija e indeterminada, sus orejas han sido traspasadas y muchos han elegido así el estado de esclavitud permanente.

La buena noticia es que Yeshua, si ya lo conoces, aún puede sacarte de este tipo de esclavitud también si tus ojos terminan siendo abiertos a través de esta ley que nos habla aún hoy, para que finalmente reconozcas en qué estado espiritual eres. Si aún estás en este tipo de situación: apresúrate a orar, ayuna, pide perdón por tu debilidad, renueva tu conciencia y entrégate definitiva y completamente al poder de tu Maestro, tu legítimo Dueño, el Pastor Yahushuah y luego pon los pies en el agua y finalmente comienza a caminar por tu cuenta.

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Defensa del rico

Defensa del rico

ni al pobre distinguirás en su causa.

Éxodo 23:3

A los ojos de Elohim,

la discriminación positiva es tan odiosa como la discriminación negativa.

En una sociedad humanista, incluso en el mundo como el nuestro, influenciado por ideales socialistas, comunistas, liberales, etc., la aplicación y el amor por el trabajo tienden a convertirse en algo despreciable y vergonzoso. También se considera que los frutos resultantes provienen de la explotación de quienes, en muchos casos, simplemente se niegan a trabajar. El hombre bendecido con el trabajo de sus manos es menos respetable a los ojos de la opinión pública y ya no se considera un ejemplo a seguir. El hombre moderno solo tiene una idea en mente: enriquecerse lo más rápido posible por trabajar lo menos posible. Muchos se resignan porque, al ver que no tienen posibilidades de enriquecerse de esta manera, eligen el camino de la pobreza, el de no tener nada que hacer. De este modo, los que trabajan duro se ven rápidamente asolados por todo tipo de calumnias en cuanto al origen cuestionable de su fortuna. La envidia junto con la pereza, es un enemigo despiadado.

Hay, por supuesto, personas que deben su fortuna a la truanderia, pero aquí me limito a analizar los casos en que las personas reciben lo que se les debe, cuando Yahuwah bendice a los hombres, independientemente de si son creyentes o no, de acuerdo con el trabajo realizado.

Muchas personas pobres se están hundiendo debido a su pereza, a su desistimiento, de su renuncia a luchar para sobrevivir. Está claro que la pobreza hoy en día es, en muchos casos y en muchas áreas, un estilo de vida a menudo elegido conscientemente. Esto se debe no solo a la pereza, sino a una frenética autoestima que impide a algunas personas aceptar órdenes o que alguien les dice lo que deben hacer. De hecho, es la violación de la Ley sobre el respeto de los príncipes. Sería injusto favorecer a alguien solo porque es pobre. El hábito no siempre hace el monje, incluso en su caso. El hombre rico a veces puede tener razón frente a un pobre. No siempre es el caso contrario.

Porque el hombre rico no necesariamente se ha enriquecido con las espaldas de los demás, y los pobres son a menudo sus propios opresores.

Hoy en día, las apariencias son cada vez más engañosas en este sentido.

A menudo podemos ser testigos de la forma en que algunos pueden usar sus fallas, ya sean corporales, monetarias o espirituales, para dificultar la vida de quienes han recibido más que ellos. He visto a pequeñas hermanas histéricas gritar todo el día para que sus padres reprendan a su hermano mayor sin siquiera hacer preguntas. Fue responsabilizado automáticamente por los gritos de su hermana, porque era hombre, más grande y más fuerte que la pobrecita.

Este tipo de injusticia puede observarse entre hombres y mujeres, entre adultos y niños, entre débiles y fuertes, jóvenes y viejos, mayorías y minorías y, por supuesto, en el conflicto árabe-israelí. La mala fe y los celos empujan a muchos a calumniar al otro para aplacar sus frustraciones y su complejo de inferioridad.

En el pasado, fueron los pobres quienes sufrieron injusticias en la gran mayoría de los casos. Hoy, el equilibrio comienza a pesar más y más en la dirección opuesta en este mundo llamado «desarrollado».

Pero ya he visto tales casos en medios cristianos también. Cuando los hermanos pelean entre ellos y los jóvenes no pueden aceptar la presencia de los mayores. Conozco a personas mayores, mayores en espíritu, que se vieron obligadas a abandonar sus comunidades porque esta ley no fue respetada por los que estaban a cargo del juicio, es decir, los mayores, los líderes. La defensa ciega y excesiva de los pequeños ni siquiera le permitió hacer valer sus derechos y ser escuchado. Simplemente queríamos hacerle confesar los pecados que no había cometido y, por lo tanto, se vio obligado a irse y hacer crecer sus talentos en otros lugares.

Ver también: Defensa del pobre

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Peina de muerte (el comienzo de la VIDA)

Peina de muerte (el comienzo de la VIDA)

El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá.

Éxodo:21,12

Estas palabras sobre la pena de muerte que se encuentran con tanta frecuencia al leer las páginas del Antiguo Testamento causan una gran confusión, malentendidos y cierto desorden en las almas de los fieles de hoy. Además del libertinaje creciente promulgado en el mundo que nos rodea, – que lamentablemente influye mucho en nuestra forma de ver las cosas y nuestra relación con Elohim –

estas leyes pueden parecer despiadadas y contradecir las palabras de nuestro Señor, las palabras de nuestro Salvador.

Sin embargo, esta tensión y frustración es como un grito de alarma divina que resuena en los oídos de todos aquellos que realmente buscan conocer a Yahuwah y que evolucionan en el camino de la sumisión. Algunos podrían llamarlo «buena conciencia», pero por mi parte, me limitaría a la expresión del Espíritu Santo, de Ruach HaKodesh.

Cuando leemos en Juan 8: 1-11 la historia de la mujer adúltera,

las palabras de Yahushua no sustituyen y no niegan la ley

de que esta mujer merece la pena de muerte por lapidación. Lo único que nuestro Señor dice aquí es: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.

Es a través de esta Palabra que Yahushua declara la autoridad suprema y única del Soberano Mesías, el poder absoluto del Mesías. Con esta palabra,

Yahushua HaMashiach decretó y puso en vigor la jurisdicción y el poder único y absoluto del Gran Sacerdote

que desde ese momento es el único autorizado para emitir juicios. Al declarar esto, Yahushua retomó esta legitimidad de las manos de los hombres.

Antes de la era Mesiánica y de acuerdo con las Leyes promulgadas, fue Yahuwah el mismo quien encargó a los sabios de la comunidad que juzgaran y hacían valer la verdad entre los hombres. Sin embargo, y ya en ese momento, no era de ninguna manera un juicio arbitrario de acuerdo con los pensamientos y deseos de los jueces, sino de un ministerio hecho en pleno conocimiento de las Leyes de Yahuwah, en una imparcialidad perfecta. El título de juez fue otorgado por Yahuwah y supuso poner detrás todas las convicciones, las opiniones personales y humanas de los jueces para poder, de ser necesario, aplicar y ejecutar la sentencia incurrida de acuerdo con la Voluntad de Yahuwah.

Al igual que en los dos primeros santuarios, el orden legislativo tampoco cambió en el tercero. Pero

desde que el Tercer Templo, el Cuerpo del Mesías funciona como un santuario espiritual,

dondé el Sumo Sacerdote, el único Cohen, es Yahushua HaMashiach si mismo, solo Él tiene el derecho de juzgar y condenar a cualquiera de acuerdo con la Ley de Yahuwah.

Incluso Yahushua declara en este versículo que Él mismo no la condena, ya que como Yahushua (Salvador) todavía no llegó a la fase de su ministerio donde, habiendo recibido todos los poderes del Padre sobre el cielo y la tierra, como el Rey Ungido, volverá a juzgar como Juez Supremo. Incluso Yahushua no la condena, al menos no todavía, ya que el tiempo de la clemencia aún no ha pasado. Pero el día en que regrese, será para juzgar al mundo de acuerdo con las leyes que Yahuwah divulgó en la Torá.

Que tire la primera piedra el que nunca haya pecado

Con esta declaración, Yahushua despidió a la multitud enojada y así salvó la vida física de la adúltera. Pero, ¿qué pasó realmente aquí? ¿Realmente no había nadie allí que nunca hubiera pecado? Ninguna de las personas que estaban allí era verdaderamente inocente, porque ningún hombre está libre de pecado. Pero Yahushua también estuvo presente y sabemos que Él esta sin pecado. Con esta declaración se refería a sí mismo, al Hijo que obedece perfectamente al Padre. Por esta declaración se comprometió a observar y cumplir la sentencia implícita en este mandamiento.

Fue Yahushua quien tiró la piedra a la mujer adúltera

Como se acaba de mencionar, no en un sentido físico, sino en el espíritu. Como resultado del encuentro con el Salvador, el corazón de la mujer se incendió para el arrepentimiento, lo que permitió al Mesías Yahushua apedrearla, es decir, matar a la antigua criatura dentro de ella.

Esta mujer aún tenía que esperar el cumplimiento de la crucifixión de Yahushua antes de que el sacrificio sustitutivo pudiera realmente tener efecto a través de Su Sangre. Cronológicamente, la crucifixión sucedió después cuando Yahushua nuestro Salvador murió por nuestros pecados en nuestro lugar, llevándose nuestro viejo hombre con Él para que pudiéramos renacer como Nuevas Creaciones en Él.

Pero lo que realmente sucedió aquí fue la verdadera y perfecta ejecución de la pena de muerte tal como se establece en la Torá de Moisés. Pero esta vez de manera definitiva, ejecutada en el plano espiritual, por lo tanto el más perfecto y por el mismo Sumo Sacerdote Yahushua.

¿Qué pensar y hacer con esta ley de la pena de muerte?

El pecado existe y actúa sobre nosotros.

Solo la Ley es capaz de revelar y juzgar el pecado por la acción de Ruach HaKodesh.

Recibir Gracia también es posible solo después de que el juicio haya sido pronunciado.
Sí, el que está en el pecado es hijo/a de la muerte. Debemos saber por los mandamientos que el espíritu que vive en esa persona es portador de la muerte. Al mismo tiempo, esta espiritualidad es la prueba de su estado de muerte, y aún más, esta espiritualidad tiene el derecho de vida y muerte sobre la persona ya que está mantiene cautiva. Debemos saber que si somos pecadores, la Ley no solo es válida para nosotros, sino que sin juicio y sin nuestra ejecución, nunca podremos recibir la Gracia.

Si no muero como un hombre viejo, nunca podré resucitar como un hombre nuevo

que solo el Mesías es capaz de devolver a la vida en mí. Por supuesto, esto no implica mi muerte física, pero las antiguas espiritualidades deben morir para que pueda nacer de nuevo como una nueva criatura, un miembro del Cuerpo del Mesías. (Sin embargo, la perseverancia y el estancamiento consciente en los pecados pueden llevar tarde o temprano a la muerte física también).

Debemos saber de acuerdo con qué ley específica merecemos la muerte o algún otro castigo, para que, a sabiendas, podamos postrarnos ante el Sumo Sacerdote e implorar su perdón.

De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. Juan 12: 24

Esto es lo que hizo Yahushua. Él sufrió la muerte física por nosotros. Él fue la semilla que resucitó de la muerte como primicia. Y todo el que cree en Él y es bautizado en Su nombre se convierte en una Nueva Creación con Él, y los viejos han pasado.

¿Cómo proclamar la ley y el juicio sin juzgar y condenar a los demás?

Debo saber con quién puedo estar en comunidad espiritual de acuerdo con la sensibilidad y la visión de Yahuwah. La persona que lleva el espíritu de muerte o cualquier otro pecado puede contaminarme si soy tolerante con ella y si tiro el velo sobre el problema de una manera humanista, diciendo que no es asunto mío, que no tengo nada que ver con eso, que «no importa mi querido hermano».

Puedo y debo reconocer el pecado por el conocimiento de las Leyes de Yahuwah

que el Espíritu Santo grabó en mi corazón de carne por el cumplimiento de la profecía en Shavuot/Pentecostés, para poder protegerme y proteger a aquellos que me han sido confiados contra estas espiritualidades malsanas y asesinas. Sin embargo, el ministerio hacia los demás y el amor por mi vecino, me prohibe a juzgar, y condenar a cualquiera, pero tengo la obligación por mí parte, de proclamar la Ley siempre completándola con la posibilidad de obtener Gracia. Mi puerta siempre debe mantener una cierta apertura para el ministerio, sin embargo, debo tener cuidado hasta que punto le permito a la persona contaminada entrar en mi espacio espiritual y vital. Debo lavarle los pies antes dejarle pasar la puerta y dejarlo entrar en mi tienda, en mi comunidad fraterna, pero debo tener cuidado de no lavar su cabeza y su cuerpo, porque solo El sumo sacerdote puede y tiene derecho a hacer este ministerio. (Juan 13: 4-10)

El fariseísmo cristiano conoce la ley (en parte) con la que ataca y juzga a otros en lugar de Yahuwah y del Mesías. En el otro extremo encontramos a los adoradores del «dulce Jesús» que perdona todo y que pisotea la ley del Padre, quienes por su parte son incapaces de exhortar a la gente al verdadero arrepentimiento y por tanto al verdadero nacimiento de nuevo.

La Ley debe ser conocida como un todo

para tener una visión pura del mundo exterior y del prójimo. Esta única visión basada en la palabra de Yahuwah puede hacerme ver dónde se realizará el ministerio, qué Palabra, qué ley se pronunciará, en qué situación y a qué oídos, para tocar y salvar a la persona. Pero siempre, la proclamación de la Ley y el Juicio debe ser seguida y complementada por la posibilidad del arrepentimiento y de la gracia del Mesías como salvavidas.

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