Introducción
No estamos bajo la ley. ¡Claro que no! Porque si estamos en Aquel que está por encima de la ley (Yahushuah), entonces estamos por encima de la Ley con Él. Sin embargo, la ley nos sirve como pilar bajo nuestros pies, como uno de los pilares de sustentación del Templo que somos y no para pisotearlo, como todavía lo hacen la mayoría de los cristianos.
En Hechos 21:18-26 leemos muy claramente que por consejo de sus compañeros apóstoles, Pablo se sometió a dar testimonio ante todo el mundo de que él también vivía y obedecía las leyes de Moises. Cuando Jacob y los ancianos le pidieron que se afeitara la cabeza con los otros cuatro hombres como señal de respeto a los Mandamientos, Pablo no se resistió y lo hizo en silencio.
Acerca de las “contradicciones” del apóstol Pablo
En el siguiente artículo, me gustaría analizar los escritos del apóstol Pablo (Rav Saúl) sobre la ley desde una perspectiva judía. Obtendremos una visión general del papel de la ley en los tiempos de Gracia, después del sacrificio de Yahushua HaMashiah, en lo que respecta a judíos y no judíos, principalmente a través de la epístola a los Romanos. Es importante devolver el asunto al pensamiento original, ya que la carta está dirigida a la congregación judía y no judía helenizada que vivía en Roma y escrita por un hombre judío que creía en Yahushua, pero nunca negó su identidad. Todo lo que Pablo escribió fue inspirado por Ruach HaKodesh/el Espíritu Santo de Elohim.
Es importante señalar que para los judíos que vivían en Roma en ese momento, la ley difería de la Ley inicialmente revelada por Moisés y esto, por dos razones:
Por un lado, los Mandamientos originales aún no estaban completamente separados y purificados de las leyes farisaicas humanas añadidas de Babilonia, y por otro lado, las Leyes originales contenidas en la Torá también fueron interpretadas y aplicadas de acuerdo con la forma de pensar farisaica que aprendieron desde su nacimiento. Esta forma farisaica de pensar ocurre a nivel intelectual en lugar de venir del corazón.
En la epístola a los Romanos, Pablo no va en absoluto en contra de los Mandamientos de Elohim, sino que:
se opone a las leyes farisaicas que los judíos agregaron a la Ley original de Elohim
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está trabajando en la restauración de los Mandamientos de Elohim que el espíritu romano del helenismo ya había comenzado a torcer y mezclar con el paganismo
Guardar estas leyes adicionales según la letra condujo a la justicia propia, contra la cual Yahushua luchó. Esta fariseísmo atribuye un efecto de salvación propia a la observancia de la ley en sí misma. Esta forma de pensar deja en un segundo plano la relación personal con Elohim, la que nace de la fe y del amor que viene de dentro. Ser fariseo por supuesto no implica ser fiel a todos los mandamientos, sino anteponer su observancia a la necesidad de escuchar directamente la voz de Yahuwah. Alguien es fariseo porque no guarda la ley por fe, para honrar a Elohim a quien ama, sino porque espera de él recompensas en una especie de relación comercial espiritual.
Pablo luchó contra estas leyes adicionales, que no provienen de la fe, que no se guardan porque lo hacemos con alegría, no por obligación, sino porque amamos a Elohim. Al experimentar una relación restaurada con Yahuwah, el hombre se siente más libre que nunca, porque la Ley está ahí para proteger su vida y restaurar el orden en su relación con Elohim y con su prójimo. Pablo lucha contra el espíritu de guardar la ley mediante la coerción, mediante el temor de un dios que lo reprende. Pablo quiere restaurar la Ley viva que fluye de nuestra fe interior y amor por Elohim.
Además, Pablo estaba luchando para que la ley no ocupara el primer lugar en la mente de la gente. A partir del Sacrificio en la cruz, el orden cambió y se invirtió. La ley ya no es nuestro pedagogo hasta el Mesías, sino todo lo contrario: el Ruach del Mesías nos enseña la Ley desde el momento en que nacemos de nuevo en Él. Primero conocemos a Yeshua, luego Él revela quién es Él mostrando cómo cumple los Mandamientos y las Profecías que son la Palabra de Elohim, los que se hicieron Carne en Él.
Así la historia cambia y ya no es la Ley la que nos enseña al Mesías, sino que es el Mesías quien nos enseña la Ley después de haber obtenido la Gracia y haber pasado por el bautismo de Agua y de Fuego
Pablo también lucha con hermanos mayores que intentaron enseñar decretos que aún no se refieren a discípulos espiritualmente recién nacidos. ¡El que acaba de salir del agua y nacer de nuevo no necesita a Moisés TODAVÍA! Las 7 Leyes de Noé, las rudimentarias y universales reglas básicas recibidas tras el Diluvio para toda la Humanidad, son más que suficientes para ellos y por el momento. Moisés es un alimento más pesado pero a los niños todavía les necesitan leche. Con esto Pablo no anula ni destruye a Moisés ni los Mandamientos recibidos a través de él, sino que está poniendo todo en su lugar. Aunque no se expresa, queda claro que considera que los mandamientos de Moisés naturalmente siguen siendo válidos, pero que cada uno debe ocuparse de lo que es apropiado para su edad espiritual.
Pablo estaba trabajando para restaurar estas distorsiones, porque la obra apostólica es ante todo una obra de Reforma
Así se puede entender la esencia de Yahushua HaMashiah. ¿Qué significa que Él cumple la Ley? Cuando me pongo bajo el dominio del Mesías y renazco en Yahushua por inmersión en agua y luego por el bautismo de fuego, entonces ya no vivo yo, sino que Él vive en mí. En este momento Él no me exime de la Ley, sino al contrario, la aplica y la pone en vigor. A partir de ese momento guardo la ley porque ya no está escrita en tablas de piedra, sino que está grabada en la carne de mi corazón a través del bautismo de fuego y la morada en mí de Ruach HaKodesh.
Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Elohim.
Ezequiel 11:19-20
Es exactamente esta profecía la que se cumplió en Shavuot, en Pentecostés. Cuando las dos tablas de piedra se transformaron en dos lenguas de fuego que quedaron grabadas en los corazones de los discípulos, a continuación de que comenzaron a hablar en lenguas.
No olvidemos que los judíos, hasta el día de hoy, celebran el regalo de los 10 Mandamientos en este preciso día de Shavuot/Pentecostés. Es una de las pocas costumbres judaicas que tiene un poder profundamente profético, y por la descripción de la historia tal como la leemos en la Torá, queda claro que este evento realmente ocurrió alrededor de esta fecha, es decis aproximadamente 50 días después de haber salido de Egipto después Pesaj.
Pero ahora, veamos los versículos sobre las leyes en Romanos:
1. ¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Elohim. Romanos 3:1-2
De esta parte se destaca inmediatamente la palabra “Palabra” como la Palabra de Elohim que fue confiada al pueblo de Israel. Cuando hablamos de los 10 mandamientos, estas son las 10 leyes fundamentales que tienen 613 o más bien 700 extensiones adicionales y que se pueden resumir todas en los 2 Grandes Mandamientos del Amor (Amor a Elohim y al Prójimo). (Las mitzvot en realidad son entre 650 y 700, ya que los rabinos no las han enumerado todas).
La Palabra es uno de los sinónimos de la ley, pero en su conjunto abarca todo el Antiguo Testamento incluyendo todas las Profecías, pero una parte muy importante y significativa de las cuales son los Mandamientos. Así es también como Juan comienza la historia de la venida de Yahushua HaMashiah:
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Elohim, y el Verbo era Elohim…Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Juan 1:1-14
Juan inmediatamente comienza describiendo la esencia misma de Yahushua. Él mismo era el Verbo, la Palabra, es decir, era la Ley. ¿Qué otra cosa podría haber significado el Verbo sino la palabra de Elohim, que Él dio a su pueblo en el Monte Sinaí? ¿Qué fue esta palabra declarada sino la ley y los profetas? Los profetas que fueron precisamente enviados a pronunciar juicios por la transgresión de la Ley y cuya principal labor fue restaurar los Mandamientos anunciando la ira que vendría sobre el Pueblo por su transgresión.
2. ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Romanos 3:20
¿Cómo podemos saber lo qué es el pecado sino por la ley? ¿Y cómo actúa la gracia si no podemos reconocer el pecado? ¿Cómo saber que necesitamos la Gracia si no reconocemos el estado de pecado en el que nacimos? ¡La Ley nos enseña esto, para que podamos reconocer nuestra necesidad del Mesías! ¿Es entonces posible la Gracia sin la Ley? En absoluto, porque si anulamos la ley, ¡la Gracia automáticamente también se vuelve inútil!
Aquí también la palabra de Pablo se dirige principalmente a los judíos que buscaban su justificación por la simple observancia de la ley, y no a personas de otras naciones a quienes no les importaba la ley, porque aún no la conocían. La Ley debe ser promulgada a su debido tiempo a las Naciones para que comprendan cuál es la obra de la Redención. Los judíos, por su parte, deben ser liberados de las leyes adicionales y de las distorsiones que mancharon las leyes originales mediante la asimilación.
3. Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa. Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión. Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros. (como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Elohim, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Romanos 4:13-18
Donde se abolió la ley, reina la anarquía. ¿Será por eso que tanta gente rechaza los Mandamientos para lavarse las manos como Pilato y decir que no tenemos nada que ver con ellos? ¿Es por eso que Pablo escribió estas líneas? No lo creo. Aquí también se hace hincapié en la necesidad de conocer la ley, porque de ella surge el reconocimiento del pecado, lo que implica la necesidad y la aceptación de la obra redentora del Mesías. ¡Sin ley no hay juicio, sin juicio no habría necesidad de misericordia! Sin la ley, la ejecución de mi viejo hombre no podría ocurrir y yo nunca me convertiría completamente en una nueva creación. (Ver: Peina de muerte (el comienzo de la VIDA)
Aquellos que son descendientes de Abraham por el Espíritu (el Cuerpo del Mesías) deben demostrar el mismo nivel de obediencia y fe. Abraham fue obediente, por eso también era justo. ¿Por qué era justo? Porque observó las leyes conocidas hasta entonces. ¿Por qué los obervó? No por obligación, sin esperar ningún bien a cambio, sino por gratitud, con alegría, porque amaba a Elohim con todo su corazón. El Mesías ya vivía en gran medida en él, incluso antes de su venida al mundo visible. Gran parte de la ley ya estaba viva en él cuando Yahuwah aún no se las había dado a Moisés.
4. ¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive? Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera. Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo del Mesías, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Elohim. Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra. ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás. Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto. Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí. Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte; porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató. De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso. Romanos 7:1-13
En este pasaje, aparece claramente que la Ley debe ser guardada y conocida. Pero desde Cristo ya no somos nosotros, sino el Espíritu del Mesías que vive en nosotros quien gestiona su funcionamiento. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Elohim en él. 2 Corintios 5:21
Nuevamente, podemos leer de Pablo que para exponer el pecado, la Ley que se hizo carne, Yahushua se hizo pecado, para que la Gracia pudiera tener efecto. ¿Significa esto que Elohim declaró culpable a Su Hijo? Ciertamente no, pero su gran gracia se muestra en esto: que puso sobre el único que siempre ha sido inocente todas las consecuencias, el juicio que todos merecemos según la Ley.
Ley/Pecado/Juicio/Misericordia son conceptos inseparables desde la caída de Adán y Eva
5. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Romanos 7:15-21
Pablo opone aquí dos clases de leyes. Las leyes de Elohim, y la anti-ley (las leyes del anticristo), que proviene de nuestros deseos carnales. Además, aquí Pablo no está hablando de su estado espiritual personal real, sino que habla como un ser humano universal para hacer que las personas que aún no han nacido de nuevo o que aún son débiles en su fe, para que entiendan el proceso del pecado en el mundo. La Ley, el Mesías, el Ruach HaKodesh vivía y gobernaba en Pablo. Estaba libre de pecado y no luchó con nada desde el momento en que nació de nuevo.
6. Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en el Mesías Yahushua, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en el Mesías Yahushua me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Elohim, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Elohim; porque no se sujetan a la ley de Elohim, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Elohim. Romanos 8:1-8
Sólo la ley de Elohim puede protegernos contra la ley del pecado. Pero a causa de la carne, el hombre no puede conservarlos por sí solo. Por eso es necesario que ya no estén grabados en tablas de piedra, sino en tablas de carne, inmediatamente en el corazón de los hombres, para que puedan actuar instintivamente según la ley. Esto es lo que significa nacer de nuevo en el Mesías. Incluso si cometo un pecado, lo reconozco inmediatamente sin que nadie me lo diga ni busque el artículo exacto en las Escrituras, porque el Espíritu Santo que vive en mí inmediatamente me lo señala, me detiene y me juzga para que me doy cuenta de que todavía tengo algo que resolver. Así funciona la Santificación. Sin una conexión interna con el Mesías y sin nacer de nuevo, la Ley misma conduce a la justicia propia y sigue siendo vana. Sin embargo, cuando me encuentro bajo el reinado del Mesías, la Ley cobra vida en mí y empiezo a aplicarla instintivamente y sin ninguna dificultad ni sentimiento de coacción. Mi viejo hombre ya no está ahí para intentar detenerme, para hacerme amar el pecado en lugar de la santidad. De esto tratan los siguientes versos:
7. Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Yahushua HaMashiah, Yahuwah nuestro. ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en el Mesías Yahushua, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como el Mesías resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Romanos 5:20-6:4
Es difícil comprender con el pensamiento humano lo que sucedió a través del sacrificio del Cordero. En la congregación judía de la época, Pablo usaba a menudo las siguientes fórmulas: “¿Qué diremos, pues…” y luego continúa: “…de ninguna manera…”. Desde el momento de la ascensión al trono del Mesías, entran en vigor órdenes que son fácilmente malinterpretadas incluso por los judíos. “¿Entonces, anulamos la ley por esta fe? ¡De ningún modo! Más bien, respetamos la ley, etc.”. Este giro tantas veces repetido también lleva a la conclusión de que
ciertamente hay un cambio, pero que todavía no hay un cambio esencial, sino que algo viejo e imperfecto se ha vuelto perfecto y realizado.
La ley no salva, pero la ley que se hizo carne salva por supuesto. Es difícil incluso para una persona iniciada comprender los pensamientos y obras más elevados de Elohim, y el enemigo se aprovecha al máximo de esta debilidad humana: “¿Para qué es la Ley, mira, incluso Pablo habla en contra…”. Una vez más, Satanás saca los versículos bíblicos de contexto para distorsionar la verdad basándose en verdades parciales.
Por otro lado, cancela de manera muy disimulada el orden de las leyes concernientes a la pureza y los sacrificios del Templo explicando que incluso los judíos de hoy ya no las respetan ya que no hay más Templo, entonces que se espera de nosotros cristianos?
8. Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición. 2 Tesalonicenses 2:3
Cada ley, además de su contenido físico, también tiene un significado espiritual. Las leyes relativas a los sacrificios son tan válidas como las demás. Sin embargo, el Cordero de Elohim después de haber derramado su Sangre de una vez por todas, nuestros sacrificios son trasladados a otro nivel y los animales son reemplazados por otros bienes que nos pertenecen. Tal es la entrega de nuestra propia vida, de nuestra familia, de nuestro trabajo, de todo lo nuestro. Ya no son las cabras, corderos u otros animales los que sacrificamos, porque este tipo de sacrificio físico ha sido hecho de una vez por todas por Yahushua. Pero según el modelo de este sacrificio único, ¿qué tipo de sacrificios podemos hacer en espíritu para que nuestras vidas seán en armonía en el mundo visible con el Mesías que habita en nosotros?
¡Los judíos de hoy tampoco sacrifican animales! Por qué ? Porque el Templo de Jerusalén está destruido. No hay sacrificio hasta que se construye el tercero. Pero vos recuerdo que este tercer Templo existe desde hace mucho tiempo, y no es otro que el Cuerpo del Mesías, Él que fue edificado en tres días. Este Templo ya no es de piedra, ni de ninguna materia física visible, sino del Espíritu. Por lo tanto, el sacrificio también debe tener lugar a nivel del Espíritu. Estas viejas leyes escritas desde mucho tiempo nos dan precisamente la respuesta a cómo debería funcionar todo. Hay un solo Sumo Sacerdote, Yahushua, no según el orden de Aarón, sino según el de Melquisedec, y todos los que nacemos de nuevo en Él somos los Levitas. Entonces todas las leyes concernientes a los Cohenes y a los Levitas son válidas concernientes a Yahushua y a nosotros, sus discípulos.
El tipo de ley de ‘no tocar a los muertos’, por ejemplo, no significa que ni siquiera pueda enterrar a mis padres si mueren, porque no puedo tocar a los muertos, pero significa que tengo que estar de pie, lejos de estos espíritus y de las personas que los llevan. No estemos en comunión con ellos, para que no nos contaminen. Pero estemos cerca de ellos para que podamos predicarles a Aquel que puede traerles la Vida. Alejémonos también de las acciones muertas que no nos hacen avanzar.
Otra pregunta es qué leyes se aplican solo al pueblo judío y cuáles se aplican a todas las personas. Aquí me gustaría tratar sólo de la validez de la Ley en su conjunto y en el contexto del Tiempo de la Misericordia. El resto posiblemente podría ser tema de otra lección.
9. Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión. Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión? Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley. Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Elohim. Romanos 2:25-29
Un tema recurrente, ¿a quién se debe considerar judío? ¿Existe un Israel espiritual, y por qué mantener nuestra identidad judía si creemos y ya estamos en el Mesías? ¿No hay diferencia entre griego y judío? En resumen, no confundamos la norma que se utiliza en el juicio de cada persona, independientemente de su origen y de su género, con la tarea y el llamado terrenales que Elohim dio a los diferentes pueblos y que, en efecto, difieren entre sí. Un pagano que se ha hecho miembro del Pueblo de Elohim, que renace en el Mesías, sí puede ser un gran juicio para el judío que se ha desviado de Elohim por el testimonio de su vida, en cuanto a cómo debe ser la relación viva con Yahuwah.
Tal no judío nacido de nuevo será considerado más circuncidado que un judío rebelde que solo está circuncidado debajo de sus calzoncillos.
Esta forma puramente física de circuncisión es vana en sí misma. Pero esto no implica que cualquier persona que no sea judía de repente se convierta en un judío real y genuino.
Nadie debe privar a los israelitas de las promesas, roles, tareas y identidad que Elohim nos ha dado desde hace mucho tiempo para que lo cumplamos en el mundo visible. Porque algunas tareas recaen en nosotros y nadie más es capaz de cumplirlas.
10. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en el Mesías Yahushua. Galatas 3:28
En este mundo ciego de izquierda liberal en el que vivimos hoy, donde pronto serán encarcelados aquellos que se atreven a afirmar que existe incluso una diferencia notable entre un hombre y una mujer, es cada vez más difícil para los cristianos, que son cada vez más vinculados al mundo, para hacerles comprender que efectivamente existe una diferencia no sólo entre hombres y mujeres, sino también entre judíos y griegos. Elohim nos ama por igual y no habrá diferencia en Su amor y juicio una vez que estemos en el Mesías. Sin embargo, nuestras llamadas siguen siendo diferentes y distintas entre sí, aunque tenemos que hacerlo juntos como un matrimonio: precisamente como deben hacerlo juntos un hombre y una mujer. Nuestros llamamientos se completan y refuerzan mutuamente.
Y si alguien todavía malinterpreta esta frase de Pablo, invito a esa persona, si es hombre, a que se consiga ropa de mujer y una peluca, se la ponga, se aplique colorete en los labios y luego vaya a la iglesia el próximo domingo para asistir al culto vestido así. Especialmente si es el pastor u otro ministro. En este caso, trate también de imitar la voz de una mujer y predique de esta manera a sus discípulos. Luego, cuando regrese a casa después de que sus hermanos lo miraran consternados, que escriba sus impresiones y experiencia en la sección de comentarios al final de esta página porque tendría mucha curiosidad por saber cómo había vivido tal experiencia. Y después de eso, ¿que vaya especialmente a pensar en cuándo y cómo retomará y enseñará todo lo que salga de la pluma del apóstol Pablo?
Lo recomiendo especialmente a todas aquellas personas que, por odio o incluso por amor a los judíos, se identifican tanto con nosotros que acaban declarándose judíos de espíritu, de mente, de corazón o de lo que sea. El apóstol Pedro advierte contra el uso arbitrario de las palabras difícilmente comprensibles de su compañero, ya que esto puede tener graves consecuencias. Es mejor vivir una experiencia tan humillante de travesti en medio de la asamblea, que tener un día para rendir cuentas ante Yahuwah por las tonterías que se pudo haber dicho refiriéndose a Pablo.
El pueblo judío no es rechazado. Sigue sirviendo de ejemplo a otros pueblos, aunque aún no esté en el Mesías.
Antes de que una profecía le suceda a alguien, primero se cumplirá en el mundo visible sobre el pueblo judío, como una especie de prototipo, como prueba principal, como un maniquí en una ventana. (La Shoa es un ejemplo de ello). Esto es lo que significa ser un pueblo elegido o profético, elegido y apartado por Elohim para la eternidad para una tarea diferente y especial. Esto también aplica para la era mesiánica, aún cuando gran parte del pueblo persiste en no reconocer al Mesías en Yahushua.
La ley de la circuncisión también se aplica sólo a los judíos, incluidos los que están en el Mesías, ya que hay que seguir llevando la señal física y visible de la antigua Alianza teniendo además la circuncisión del corazón como signo de Gracia, del mismo pacto que había sido revivido por el Mesías.
Sin embargo, nuestra circuncisión en el Mesías sólo puede ser como la de Teófilo, para que podamos servir a nuestro pueblo. La señal de la Alianza perfecta y definitiva es a través del Agua y el Fuego. Nuestra circuncisión física sólo sirve para abrir las puertas a los miembros tradicionales de nuestro pueblo para que podamos llevarles el Evangelio.
Esta tarea es sólo nuestra y es eterna. Pero si somos infieles a Elohim, entonces un no judío circuncidado de corazón puede humillar a un circuncidado de carne siendo más justo que él. Sin embargo, en última instancia, a nuestro juicio, no disfrutaremos de ninguna ventaja debido a nuestro carácter judío. De hecho, estaremos en una situación peor que los demás, ya que siempre hemos sido los mayores en comparación con ellos. Cuanto más se nos haya confiado, más rendiremos cuentas. ¡Por eso nadie debería estar celoso! En espíritu uno puede ser descendiente de Abraham por la fe, como el pueblo de Elohim por el Mesías, pero el Israel espiritual no existe.
Israel y Judá, son las primeras esposas de Elohim y la mayor. No deben mezclarse con su hermana menor: Efraín, que es la próxima Novia de Elohim.
Por increíble que parezca, en las profecías, cuando se menciona a Judá, ¡se aplica que nos estamos refiriendo a Judá! Y de la misma manera, cuando escuchamos acerca de Israel, bueno, simplemente se trata de Israel: todos los miembros de las 10 tribus perdidas cuya reunión aún está en progreso. En las profecías, a las otras naciones se les llama con el nombre: Efraín. Nunca mezcla los tres ni los confunda, porque perdería el punto y quedaría cegado en su visión profética.
11. Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Elohim es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Elohim, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Elohim. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Santiago 2:17-26
¿De qué tipo de obras está hablando Santiago aquí? ¿De dónde pueden venir las obras? ¿De nuestra voluntad humana, del humanismo bien intencionado, de nuestro deseo de agradar a los demás? Cuando Abraham creyó y actuó en consecuencia, ¿no obedeció a la palabra de Elohim y a sus Mandamientos que había conocido hasta ese momento? (Dado que Abraham vivió antes que Moisés, no pudo haber conocido toda la Ley revelada, sin embargo, había leyes que conocía incluso en su estado incircunciso siglos antes de Moisés.) Las obras no son más que la observancia de la Ley, su aceptación y obediencia. ¿Cómo podría actuar si no conozco la ley? Sin ley no hay buenas acciones posibles.
La fe sin obras está muerta. Es decir, ¡la fe está muerta sin la ley y la gracia no tiene sentido sin ella!
¡Cualquiera que piense que es posible actuar bien fuera de la Voluntad, Palabra y Ley de Elohim se equivoca!
En conclusión, me gustaría terminar esta enseñanza no con las palabras de Pablo, sino de nuestro Señor Yahushua HaMashiah sí mismo:
12. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Mateo 5:18-20
Como lo escribí antes en otra enseñanza, Pablo hablaba de muchas maneras, porque le estaba hablando a personas muy diferentes en términos de estado y madurez espiritual. En los días de Yahushua nadie había nacido todavía en el Espíritu, porque Ruach HaKodesh aún no había sido enviado para llenar a los discípulos, al menos no tan ampliamente.
Y si no entendemos a Pablo, apeguémonos a las palabras de Yahushua. Basándonos siempre y principalmente en lo que dice Yahushua, porque Pablo no es el mesías. Sin embargo, a través de Pablo, el Mesías nos habló de maneras que muchos no entienden. Ya sea porque no saben o porque no quieren entender. Ya sea porque no saben crecer en espíritu o porque se niegan a crecer. Sobre todo, Pablo no debe convertirse en piedra de tropiezo, porque muchos serán los que tropezarán con él para su propia ruina, como decía el apóstol Pedro cuando hablaba de su colega que, efectivamente, a veces es muy difícil de comprender. 2Pedro 3:15-16
Escritos Adicionales: Esencia de la Ley, ¿Mandamientos en Yahushua HaMashiah?, Pablo y la Ley 1
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